viernes, 28 de febrero de 2014

Argentino pone en su sitio a Maradona: Pido disculpas a Venezuela por este fracasado







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La soledad de los estudiantes venezolanos



La soledad de los estudiantes venezolanos

Mientras el país se encamina hacia una dictadura, en Latinoamérica hay un apoyo al chavismo por parte de la izquierda derivado, en el fondo, del prestigio menguado pero extrañamente vivo de la Revolución cubana



Enrique Krauze
La mayoría de los estudiantes de Venezuela no tienen memoria de otro régimen que no sea el chavista, y no quieren envejecer con él. Sus democráticas voces se escuchan a todo lo largo y ancho de Venezuela. Marchan arriesgando la vida. En 2007, salieron a las calles a protestar contra la confiscación del RCTV, la más antigua estación de televisión independiente en el país. A fines de ese año, fueron la principal fuerza de oposición al proyecto chavista de confederar a Cuba con Venezuela. Y lograron detenerlo, al menos en su aspecto formal. Sus hermanos menores han decidido recoger la antorcha.
En Venezuela hay 2,4 millones de estudiantes de nivel medio y 400.000 de educación superior. Aunque los estudiantes activos en todo el país suman varias decenas de miles, la mayoría simpatiza con el movimiento opositor. Prueba de ello es que, desde hace años y hasta la fecha, la principal universidad pública —Universidad Central de Venezuela— elige sistemáticamente a líderes opositores al chavismo.
No buscan revertir la atención social a los pobres. Critican la ineptitud económica del régimen y —sobre todo— el ocultamiento de la gigantesca corrupción, que alguna vez saldrá a la luz. Saben que Hugo Chávez acaparó uno a uno todos los poderes (legislativo, judicial, fiscal, electoral) y enmascaró, con el velo de su discurso, el dispendio sin precedente de más de 800.000 millones de dólares que durante sus mandatos entraron a las arcas de la empresa estatal de petróleo PDVSA. Saben que los niveles de inflación en Venezuela son los más altos del continente, que la deuda pública se ha vuelto tan inmanejable que hay una carestía crónica de alimentos básicos, electricidad, medicinas, cemento y otros insumos primarios (como producto de las masivas expropiaciones a las empresas privadas y la caída brutal de la inversión). Y saben muy bien que la criminalidad en su país es también la más alta del continente.
Los jóvenes calibran estos problemas, pero su mayor agravio es el ahogo sistemático y creciente de la libertad de expresión, que impide a la gente tomar conciencia y sopesar por sí misma las realidades del país. Chávez voceaba sus logros (algunos reales, la mayoría imaginarios) a toda hora y en especial en su maratónico programa dominical Aló presidente, pero su sucesor Nicolás Maduro (primitivo, proclive a disparates y fantasías) ha recurrido a la represión directa de las voces disidentes. La idea es hacer que prive la verdad única, la verdad oficial. Ya desde 2012, el Gobierno chavista absorbió Globovisión, la última cadena abierta de televisión independiente en el país. También desfallece la radio independiente. Y se ha limitado a tal extremo la venta de papel periódico que la prensa escrita tiene los días contados. Venezuela, es la dramática verdad, se encamina hacia una dictadura y, en varios sentidos, lo es ya.
Sorprende la cantidad de usuarios de Twitter 
que asumen el libreto del Gobierno de Maduro 
Los estudiantes venezolanos cuentan con el apoyo de sus padres y maestros y de al menos la mitad de la población que en 2013 votó contra Maduro (y que si no sale a las calles es por una natural precaución frente a los delatores en los barrios). Pero, en el ámbito latinoamericano, los jóvenes están casi solos. Es sorprendente la cantidad de usuarios de Twitter (jóvenes por añadidura) que en América Latina asumen el libreto del Gobierno venezolano y atribuyen “los disturbios” a las fuerzas “fascistas”, “reaccionarias”, “de derecha” que, aliadas con el “Imperio”, en un oscuro “complot”, traman un “golpe de Estado” para “derrocar al Gobierno”. Ante el alud de vídeos en YouTube que circulan mostrando el asesinato a mansalva de estudiantes por parte de unidades móviles de las milicias formadas en tiempos de Chávez (La Piedrita o losTupamaros), muchos usuarios comentan que las imágenes están “truqueadas”. Paradójicamente, Maduro ha condenado el uso del Twitter (“esas máquinas imbéciles”, llamó a esa red) y se declaró víctima de una “guerra cibernética”.
En México, la prensa de izquierda —con gran ascendiente entre los jóvenes— apoya sin cortapisas a Maduro. En esos ámbitos, Leopoldo López resulta ser el instigador de la insurrección y no lo que es: un líder desarmado y ahora sometido a un juicio ilegal sobre cargos falsos y fabricados.
El poder de la ideología en Venezuela es explicable: en millones de personas perdura el convencimiento de que la obra social de Chávez fue tangible y de que si no hizo más por ellos fue porque se le atravesó la muerte. Otro factor es la dependencia directa de millones de venezolanos del erario, consecuencia del debilitamiento progresivo de la actividad empresarial y la inversión privada. Las simpatías de los países dependientes del petróleo venezolano tienen la misma raíz. El clientelismo tiene intereses creados en creer en el chavismo. Pero ¿cómo explicar la popularidad de la ideología chavista o sus variantes en países que no pertenecen a su órbita?
Aunque la Revolución cubana ha perdido su aura mítica, la democracia representativa y el liberalismo no han podido arraigar de manera definitiva en la cultura política de América Latina. Por eso el chantaje ideológico de Cuba y Venezuela funciona aún: nadie quiere parecer “de derecha” en un continente enamorado de la Revolución, donde los ídolos políticos no han sido demócratas como Rómulo Betancourt, sino redentores como Eva Perón, Che Guevara, Fidel Castro o Hugo Chávez. Octavio Paz señaló la razón de este anacronismo: tras la caída del muro de Berlín, sectores amplios de la izquierda latinoamericana se negaron a practicar la crítica del totalitarismo cubano. Y si no lo hicieron con Cuba, menos lo hacen con esa versión derivada que es la Revolución Bolivariana.




La relación de Dilma Roussef con La Habana y Caracas 
es cínica y paradigmática
Debido a esta falta de autocrítica, hoy en México vivimos una paradoja. El movimiento de 1968 fue una hazaña de los estudiantes y de las corrientes políticas e intelectuales de izquierda. Los estudiantes fueron masacrados por el Gobierno de Díaz Ordaz y grandes líderes de izquierda fueron encarcelados. Hoy, no pocos herederos de esa izquierda defienden las acciones represoras del Gobierno venezolano, que son equiparables a las de Díaz Ordaz. Hoy muchos herederos de esa izquierda han volteado la espalda a la democracia.
El apoyo al chavismo es, en el fondo, un derivado del prestigio menguado, pero extrañamente vivo de la Revolución cubana. Estar contra ella es estar con “el Imperio”. Que Cuba sigue siendo una meca de la ideología latinoamericana se comprobó cuando en la reciente Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), celebrada los días 28 y 29 de enero de 2014 en La Habana, prácticamente ningún presidente faltó. Y Fidel fue proclamado “guía político y moral de América”. En esa cumbre, por cierto, todos los participantes (incluida Cuba) firmaron respetar los derechos humanos. Su firma vale el papel en que está escrita.
Pero más importante que la ideología son los fríos intereses materiales. En este sentido, la postura de Brasil es tan paradigmática como cínica: las oportunidades económicas (turísticas, energéticas, sobre todo) que se abren en Cuba después de la eventual muerte de los hermanos Castro son demasiado importantes como para tomar posturas idealistas y arriesgar la estabilidad de la isla. Y esa estabilidad implica mantener intacta la alianza entre Venezuela y Cuba. Solo así se explica que Dilma Rousseff, que en su juventud fue una estudiante torturada por los militares, ahora apoye a un Gobierno cuyas fuerzas policiacas emboscadas reprimen estudiantes.
Esta lógica es ajena a los estudiantes venezolanos. Aquilatan el valor de la libertad porque —a diferencia de sus coetáneos en otros países de la zona— la ven seriamente amenazada. Saben que en el mundo prevalece y avanza la democracia. No tienen pensado emigrar del país. Pero América Latina —sus Gobiernos, sus instituciones, sus congresos, sus intelectuales y aun sus estudiantes— es ingrata con Venezuela. El país que en gran medida la liberó hace 200 años, hoy lucha solo por su libertad.


Enrique Krauze es escritor y director de la revista Letras Libres.





La soledad de los estudiantes venezolanos | Opinión | EL PAÍS




viernes, 21 de febrero de 2014

Las mejores Ideas Estrátégitas En El Arte de la Guerra, de Sun Tzu.

Las mejores frases del Arte de la Guerra 

Por El ojode Xniper

Visto como el mejor libro de estrategia de todos los tiempos, escrito que data del siglo IV antes de nuestra era, y aplicado su sabiduría hasta nuestros días, principalmente en el mundo corporativo, pero su aplicación va mas allá de la milicia y los negocios, puede ser usada en la vida diaria,claro, sabiendo interpretar los conceptos… 


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CAPITULO 1: Sobre la evaluación

  1. La guerra es de vital importancia para el Estado; es el de la vida o de la muerte, el camino hacia la supervivencia o la pérdida del Imperio: es forzoso manejarla bien. No reflexionar seriamente sobre  lo que le concierne es dar prueba de una culpable indiferencia en lo que respecta a la conservación o pérdida de lo que nos es mas querido; y ello no debe ocurrir entre nosotros.
  2. El arte de la guerra se basa en el engaño. Por lo tanto, cuando es capaz de atacar, ha de aparentar incapacidad; cuando las tropas se mueven, aparentar inactividad. Si está cerca del enemigo, ha de hacerle creer que está lejos; si está lejos, aparentar que se está cerca.
  3. Golpear al enemigo cuando está desordenado. Prepararse contra él cuando está  en todas partes. Evitarle durante un tiempo cuando es más fuerte. Si tu oponente tiene un temperamento colérico, intenta irritarle. Si es arrogante, trata de fomentar su egoísmo.
  4. Si las tropas enemigas se hallan bien preparadas tras una reorganización, intenta desordenarlas. Si están unidas, siembra la disensión entre sus filas. Ataca al enemigo cuando no está preparado, y aparece cuando no te espera. Estas son las claves de la victoria para el estratega.

CAPITULO 2: Sobre la iniciación de las acciones

  1. Si estás sitiando una ciudad, agotarás tus fuerzas. Si mantienes a tu ejército durante mucho tiempo en campaña, tus suministros se agotarán.
  2. He oído hablar de operaciones militares que han sido torpes y repentinas, pero nunca he visto a ningún experto en el arte de la guerra que mantuviese la campaña por mucho tiempo.
  3. Sé rápido como el trueno que retumba antes de que hayas podido taparte los oídos, veloz como el relámpago que relumbra antes de haber podido pestañear.
  4. Un general inteligente lucha por desproveer al enemigo de sus. Cada porción de alimentos tomados al enemigo equivale a veinte que te suministras a ti mismo.
  5. Si utilizas al enemigo para derrotar al enemigo, serás poderoso en cualquier lugar a donde vayas.
  6. Lo más importante en una operación militar es la victoria y no la persistencia. Esta última no es beneficiosa. Un ejército es como el fuego: si no lo apagas, se consumirá por sí mismo.

CAPITULO 3: Sobre las proposiciones de la victoria y la derrota

  1. Es mejor conservar a un enemigo intacto que destruirlo.
  2. Los que consiguen que se rindan impotentes los ejércitos ajenos sin luchar son los mejores maestros del Arte de la Guerra.
  3. Nunca se debe atacar por cólera y con prisas. Es aconsejable tomarse tiempo en la planificación y coordinación del plan.
  4. Un verdadero maestro de las artes marciales vence a otras fuerzas enemigas sin batalla, conquista otras ciudades sin asediarlas y destruye a otros ejércitos sin emplear mucho tiempo.
  5. La victoria completa se produce cuando el ejército no lucha, la ciudad no es asediada, la destrucción no se prolonga durante mucho tiempo, y en cada caso el enemigo es vencido por el empleo de la estrategia.
  6. Si conoces a los demás y te conoces a ti mismo, ni en cien batallas correrás peligro; si no conoces a los demás, pero te conoces a ti mismo, perderás una batalla y ganarás otra; si no conoces a los demás ni te conoces a ti mismo, correrás peligro en cada batalla.

CAPITULO 4: Sobre la medida en la disposición de los medios

  1. La invencibilidad está en uno mismo, la vulnerabilidad en el adversario.
  2. La invencibilidad es una cuestión de defensa, la vulnerabilidad, una cuestión de ataque. Mientras no hayas observado vulnerabilidades en el orden de batalla de los adversarios, oculta tu propia formación de ataque, y prepárate para ser invencible, con la finalidad de preservarte. Cuando los adversarios tienen órdenes de batalla vulnerables, es el momento de salir a atacarlos.
  3. La defensa es para tiempos de escasez, el ataque para tiempos de abundancia.
  4. En situaciones de defensa, acalláis las voces y borráis las huellas, escondidos como fantasmas y espíritus bajo tierra, invisibles para todo el mundo. En situaciones de ataque, vuestro movimiento es rápido y vuestro grito fulgurante, veloz como el trueno y el relámpago, para los que no se puede uno preparar, aunque vengan del cielo.
  5. Todo el mundo elogia la victoria en la batalla, pero lo verdaderamente deseable es poder ver el mundo de lo sutil y darte cuenta del mundo de lo oculto, hasta el punto de ser capaz de alcanzar la victoria donde no existe forma.
  6. Si eres capaz de ver lo sutil y de darte cuenta de lo oculto, irrumpiendo antes del orden de batalla, la victoria así obtenida es un victoria fácil.
  7. Cuando eres capaz de ver lo sutil, es fácil ganar.
  8. Un ejército victorioso gana primero y entabla la batalla después; un ejército derrotado lucha primero e intenta obtener la victoria después.

CAPITULO 5: Sobre la firmeza

  1. Los expertos son capaces de vencer al enemigo creando una percepción favorable en ellos, así obtener la victoria sin necesidad de ejercer su fuerza.
  2. El desorden llega del orden, la cobardía surge del valor, la debilidad brota de la fuerza.
  3. Si quieres fingir desorden para convencer a tus adversarios y distraerlos, primero tienes que organizar el orden, porque sólo entonces puedes crear un desorden artificial. Si quieres fingir cobardía para conocer la estrategia de los adversarios, primero tienes que ser extremadamente valiente, porque sólo entonces puedes actuar como tímido de manera artificial. Si quieres fingir debilidad para inducir la arrogancia en tus enemigos, primero has de ser extremadamente fuerte porque sólo entonces puedes pretender ser débil.
  4. Cuando un ejército tiene la fuerza del ímpetu, incluso el tímido se vuelve valiente, cuando pierde la fuerza del ímpetu, incluso el valiente se convierte en tímido. Nada está fijado en las leyes de la guerra: éstas se desarrollan sobre la base del ímpetu.
  5. Hace moverse a los enemigos con la perspectiva del triunfo, para que caigan en la emboscada.

CAPITULO 6: Sobre lo lleno y lo vacío

  1. Los buenos guerreros hacen que los adversarios vengan a ellos, y de ningún modo se dejan atraer fuera de su fortaleza.
  2. Si haces que los adversarios vengan a ti para combatir, su fuerza estará siempre vacía. Si no sales a combatir, tu fuerza estará siempre llena. Este es el arte de vaciar a los demás y de llenarte a ti mismo.
  3. Aparece en lugares críticos y ataca donde menos se lo esperen, haciendo que tengan que acudir al rescate.
  4. Sé extremadamente sutil, discreto, hasta el punto de no tener forma. Sé completamente misterioso y confidencial, hasta el punto de ser silencioso. De esta manera podrás dirigir el destino de tus adversarios.
  5. Llega como el viento, muévete como el relámpago, y los adversarios no podrán vencerte.
  6. Cuando los adversarios llegan para atacarte, no luchas con ellos, sino que estableces un cambio estratégico para confundirlos y llenarlos de incertidumbre.
  7. Haz que los adversarios vean como extraordinario lo que es ordinario para ti; haz que vean como ordinario lo que es extraordinario para ti.
  8. Si haces que los adversarios no sepan el lugar y la fecha de la batalla, siempre puedes vencer.
  9. Haz algo por o en contra de los adversarios para llamar su atención, de manera que puedas de ellos para atraer descubrir sus hábitos de comportamiento de ataque y de defensa.
  10. Todo el mundo conoce la forma mediante la que resultó vencedor, pero nadie conoce la forma mediante la que aseguró la victoria.
  11. Un ejército no tiene formación constante, lo mismo que el agua no tiene forma constante: se llama genio a la capacidad de obtener la victoria cambiando y adaptándose según el enemigo.

CAPITULO 7: Sobre el enfrentamiento directo e indirecto

  1. La dificultad de la lucha armada es hacer cercanas las distancias largas y convertir los problemas en ventajas.
  2. Si ignoras los planes de tus rivales, no puedes hacer alianzas precisas.
  3. Sólo cuando conoces cada detalle de la condición del terreno puedes maniobrar y guerrear.
  4. Una fuerza militar se establece mediante la estrategia en el sentido de que distraes al enemigo para que no pueda conocer cuál es tu situación real y no pueda imponer su supremacía.
  5. Cuando una fuerza militar se mueve con rapidez es como el viento; cuando va lentamente es como el bosque; es voraz como el fuego e inmóvil como las montañas. Es rápida como el viento en el sentido que llega sin avisar y desaparece como el relámpago. Es como un bosque porque tiene un orden. Es voraz como el fuego que devasta una planicie sin dejar tras sí ni una brizna de hierba. Es inmóvil como una montaña cuando se acuartela. Es tan difícil de conocer como la oscuridad; su movimiento es como un trueno que retumba.
  6. El primero que hace el movimiento es el “invitado”, el último es el “anfitrión”. El “invitado” lo tiene difícil, el “anfitrión lo tiene fácil”.
  7. No persigas a los enemigos cuando finjan una retirada, ni ataques tropas expertas.

CAPITULO 8: Sobre los nueve cambios

  1. Hay rutas que no debes usar, ejércitos que no han de ser atacados, ciudades que no deben ser rodeadas, terrenos sobre los que no se debe combatir, y órdenes de gobernantes civiles que no deben ser obedecidas.
  2. Los generales que conocen las variables posibles para aprovecharse del terreno sabe cómo manejar las fuerzas armadas.
  3. Las consideraciones de la persona inteligente siempre incluyen el analizar objetivamente el beneficio y el daño. Cuando considera el beneficio, su acción se expande; cuando considera el daño, sus problemas pueden resolverse.
  4. Cansa a los enemigos manteniéndolos ocupados y no dejándoles respirar.
  5. Los buenos generales: se comprometen hasta la muerte, pero no se aferran a la esperanza de sobrevivir; actúan de acuerdo con los acontecimientos, en forma racional y realista, sin dejarse llevar por las emociones ni estar sujetos a quedar confundidos. Cuando ven una buena oportunidad, son como tigres, en caso contrario cierran sus puertas. Su acción y su no acción son cuestiones de estrategia, y no pueden ser complacidos ni enfadados.

CAPITULO 9: Sobre la distribución de los medios

  1. Las maniobras militares son el resultado de los planes y las estrategias en la manera más ventajosa para ganar. Determinan la movilidad y efectividad de las tropas.
  2. Cuando combatas en una montaña, ataca desde arriba hacia abajo y no al revés.
  3. Un ejército prefiere un terreno elevado y evita un terreno bajo, aprecia la luz y detesta la oscuridad.
  4. Si los emisarios del enemigo pronuncian palabras humildes mientras que éste incrementa sus preparativos de guerra, esto quiere decir que va a avanzar. Cuando se pronuncian palabras altisonantes y se avanza ostentosamente, es señal de que el enemigo se va a retirar. Si sus emisarios vienen con palabras humildes, envía espías para observar al enemigo y comprobarás que está aumentando sus preparativos de guerra.
  5. Si el enemigo ve una ventaja pero no la aprovecha, es que está cansado.
  6. Si se producen murmuraciones, faltas de disciplina y los soldados hablan mucho entre sí, quiere decir que se ha perdido la lealtad de la tropa. Las murmuraciones describen la expresión de los verdaderos sentimientos; las faltas de disciplina indican problemas con los superiores. Cuando el mando ha perdido la lealtad de las tropas, los soldados se hablan con franqueza entre sí sobre los problemas con sus superiores.
  7. Los emisarios que acuden con actitud conciliatoria indican que el enemigo quiere una tregua.
  8. Si las tropas enemigas se enfrentan a ti con ardor, pero demoran el momento de entrar en combate sin abandonar no obstante el terreno, has de observarlos cuidadosamente. Están preparando un ataque por sorpresa.
  9. El enemigo que actúa aisladamente, que carece de estrategia y que toma a la ligera a sus adversarios, inevitablemente acabará siendo derrotado.
  10. Si tu plan no contiene una estrategia de retirada o posterior al ataque, sino que confías exclusivamente en la fuerza de tus soldados, y tomas a la ligera a tus adversarios sin valorar su condición, con toda seguridad caerás prisionero.
  11. Cuando las órdenes se dan de manera clara, sencilla y consecuente a las tropas, éstas las aceptan. Cuando las órdenes son confusas, contradictorias y cambiantes las tropas no las aceptan o no las entienden. Cuando las órdenes son razonables, justas, sencillas, claras y consecuentes, existe una satisfacción recíproca entre el líder y el grupo.

CAPITULO 10: Sobre la topología

  1. Para poder vencer al enemigo, todo el mando militar debe tener una sola intención y todas las fuerzas militares deben cooperar.
  2. Cuando las leyes de la guerra señalan una victoria segura es claramente apropiado entablar batalla, incluso si el gobierno ha dada órdenes de no atacar. Si las leyes de la guerra no indican una victoria segura, es adecuado no entrar en batalla, aunque el gobierno haya dada la orden de atacar.
  3. Los que conocen las artes marciales no pierden el tiempo cuando efectúan sus movimientos, ni se agotan cuando atacan. Debido a esto se dice que cuando te conoces a ti mismo y conoces a los demás, la victoria no es un peligro; cuando conoces el cielo y la tierra, la victoria es inagotable.

CAPITULO 11: Sobre las nueve clases de terreno

  1. La rapidez de acción es el factor esencial de la condición de la fuerza militar, aprovechándose de los errores de los adversarios, desplazándose por caminos que no esperan y atacando cuando no están en guardia.
  2. En una invasión, por regla general, cuanto más se adentran los invasores en el territorio ajeno, más fuertes se hacen, hasta el punto de que el gobierno nativo no puede ya expulsarlos.
  3. Que los movimientos de tus tropas y la preparación de tus planes sean insondables.
  4. Prohibe los augurios para evitar las dudas
  5. Una operación militar preparada con pericia debe ser como una serpiente veloz que contraataca con su cola cuando alguien le ataca por la cabeza, contraataca con la cabeza cuando alguien le ataca por la cola y contraataca con cabeza y cola, cuando alguien le ataca por el medio.
  6. Corresponde al general ser tranquilo, reservado, justo y metódico.
  7. Cambia sus acciones y revisa sus planes, de manera que nadie pueda reconocerlos.
  8. Puedes ganar cuando nadie puede entender en ningún momento cuáles son tus intenciones.
  9. El principal engaño que se valora en las operaciones militares no se dirige sólo a los enemigos, sino que empieza por las propias tropas, para hacer que le sigan a uno sin saber adónde van.
  10. Emplea a tus soldados sólo en combatir, sin comunicarles tu estrategia. Déjales conocer los beneficios que les esperan, pero no les hables de los daños potenciales. Si la verdad se filtra, tu estrategia puede hundirse. Si los soldados empiezan a preocuparse, se volverán vacilantes y temerosos.
  11. La tarea de una operación militar es fingir acomodarse a las intenciones del enemigo. Si te concentras totalmente en éste, puedes matar a su general aunque estés a kilómetros de distancia. A esto se llama cumplir el objetivo con pericia.

CAPITULO 12: Sobre el arte de atacar por el fuego

  1. No basta saber cómo atacar a los demás con el fuego, es necesario saber cómo impedir que los demás te ataquen a ti.
  2. Un gobierno no debe movilizar un ejército por ira, y los jefes militares no deben provocar la guerra por cólera.
  3. Actúa cuando sea beneficioso; en caso contrario, desiste. La ira puede convertirse en alegría, y la cólera puede convertirse en placer, pero un pueblo destruido no puede hacérsele renacer, y la muerte no puede convertirse en vida. En consecuencia, un gobierno esclarecido presta atención a todo esto, y un buen mando militar lo tiene en cuenta. Ésta es la manera de mantener a la nación a salvo y de conservar intacto a su ejército.

CAPITULO 13: Sobre la concordia y la discordia

  1. La información no puede obtenerse de fantasmas ni espíritus, ni se puede tener por analogía, ni descubrir mediante cálculos. Debe obtenerse de personas; personas que conozcan la situación del adversario.
  2. Si no se trata bien a los espías, pueden convertirse en renegados y trabajar para el enemigo.
  3. No se puede obtener la verdad de los espías sin sutileza.
  4. Cada asunto requiere un conocimiento previo.
  5. Siempre que vayas a atacar y a combatir, debes conocer primero los talentos de los servidores del enemigo, y así puedes enfrentarte a ellos según sus capacidades.
  6. Un gobernante brillante o un general sabio que pueda utilizar a los más inteligentes para el espionaje, puede estar seguro de la victoria.
  7. El espionaje es esencial para las operaciones militares, y los ejércitos dependen de él para llevar a cabo sus acciones. No será ventajoso para el ejército actuar sin conocer la situación del enemigo, y conocer la situación del enemigo no es posible sin el espionaje.

15 02 2008

Fuente: El Ojo de Xniper  
Imagen: Sun Tzu  



Zoé Valdés - "Devuelvan a Leopoldo sano y salvo"

"Devuelvan a Leopoldo sano y salvo"


Ayer, la prensa, internet, a escala internacional, no hablaban de otra cosa que de Leopoldo López, ex alcalde de Chacao, político y economista, coordinador de Voluntad Popular y de Redes Sociales, quien ha debido entregarse a la injusticia venezolana bajo el gobierno de Nicolás Maduro por "instigar a la sedición" –según el presidente–, ni él mismo sabe lo que dice, pero ahí está dicho.
¿Por qué tuvo que entregarse a la justicia un hombre que sólo pidió a todo un pueblo que se vistiera de blanco y que saliera a manifestar pacíficamente, avisándolo antes públicamente inclusive? ¿Qué delito hay en manifestar pacíficamente y en pedir cambios políticos para su país, siendo como es él un político y un economista de reconocida reputación? ¿Quiénes están detrás de la decisión de encarcelar a Leopoldo López, además de Nicolás Maduro? Es sabido, así funciona el procedimiento opresor de los hermanos Castro, eso salta a la vista. Así actúan los titiriteros del monigote Maduro.
Lo que no acabo de comprender es la razón por la que Leopoldo López se entregó tan mansito a unos militares de dudosa identidad y entidad, ¿qué militares eran esos? ¿Venezolanos? ¿O son de los sesenta mil militares cubanos que ordenan y mandan y matan en las calles de Caracas?
Pero además, ¿qué pasa con los militares venezolanos? ¿Por qué se dejan mangonear por los militares cubanos, por qué actúan bajo las órdenes de unos locos asesinos?
¿Por qué los militares venezolanos, si es que han sido ellos, encarcelan a un hombre que no sólo es un político en toda regla, sino que es un representante cabal de la democracia, un economista; por el mero hecho de manifestar pacíficamente sus ideas?
No le pregunto a los militares cubanos porque ya sabemos que tienen más de esbirros robotizados que de militares educados y entrenados bajo una ética militar, la de defender la paz, la libertad y la democracia. Los esbirros cubanos están entrenados para reprimir todo lo que represente la paz, la libertad y la democracia. Losesbirros castristas obedecen a lo que sus amos les dictan, y sus amos son esos dos viejos tiranos caribeños enemigos de la libertad; dos vampiros chupándole el petróleo a Venezuela, acabando con su democracia, destruyendo la paz de los venezolanos, ¿quién lo ignora a estas alturas? Es lo que hicieron con Cuba por más de 55 años, y lo que siguen haciendo, o sea deshaciendo.
¿Por qué Maduro, un presidente elegido democráticamente, acepta que los Castro lo titiriten de semejante manera? Pues porque ya sabemos cómo ocurrieron esas elecciones, que fueron una burda mentira, y una manipulación infame del castrismo a su favor. Y el hombre de los Castro siempre ha sido Maduro, como lo fue Hugo Chávez en vida.
Lo único que me queda por decir, más bien por advertir, es que si los venezolanos no exigen ahora, bien alto y unánimemente la libertad de Leopoldo López, no lo devolverán jamás, y mucho menos sano y salvo. Espero que su destino no sea el de José Martí, morir para nada, si bien su emocionante imagen hablándole al pueblo delante de una estatua en bronce de Martí erizaba los pelos.
Los venezolanos demócratas –al igual que los cubanos demócratas– también han empezado a quejarse de que nada de lo que ellos piden el mundo quiere oírlo, de modo que pudieran pedir mil veces la libertad de Leopoldo López, que nadie se hará eco de la demanda. Es algo injusto, una injusticia que los cubanos conocemos muy bien: la indiferencia del mundo ante el dolor y el sacrificio por más de medio siglo de los cubanos oprimidos bajo el fascismo castrocomunista. Sin embargo, habrá que continuar exigiendo la libertad de Leopoldo López, hay que clamar por ella. Y si ahora no los oyen, un día no podrán decir que los venezolanos no gritaron. Y los venezolanos ahora mismo, como pueden ustedes comprobar, siguen en las calles, clamando por su libertad, y hasta entregando sus vidas por ella.




Zoé Valdés - "Devuelvan a Leopoldo sano y salvo" - Libertad Digital

jueves, 20 de febrero de 2014

Al revés de lo que sucedió hace doce años, ahora sólo falta una cosa: seguir con las protestas hasta hacer caer al régimen. (Revisión del 11 de abril 2002)


Por:
Xavier Reyes Matheus, secretario general de la Fundación Dos de Mayo, Nación y Libertad.




El 11 de abril de 2002, el gobierno de Hugo Chávez fue depuesto por el alto mando militar de Venezuela, tras una inmensa manifestación en la que habían participado todas las fuerzas vivas del país: sindicatos y patronal, partidos y sociedad civil. Chávez, que se había aprovechado de su victoria en las urnas para demoler desde dentro el sistema democrático (con el conocido instrumento hitleriano del que ahora vuelve a disponer Nicolás Maduro: la Ley Habilitante), reaccionó a la protesta como el tirano que era: censurando las transmisiones radiotelevisivas y sacando a la calle a sus pistoleros, que hicieron un buen número de víctimas. Bajo estas circunstancias, la rebelión militar no necesitaba más justificación: el régimen había perdido cualquier legitimidad, había hollado los principios democráticos y había atentado contra los derechos humanos. Se daban así todos los supuestos para ejercer el derecho de resistencia a la opresión que ya recogían los escolásticos medievales, y que la propia Constitución venezolana convierte en un deber, según la redacción de su artículo 350.
Como se sabe, al fin resultó que, en vez de haber sido juzgado por semejantes crímenes, Chávez volvió a la presidencia dos días más tarde, como si nada hubiese pasado. La explicación más inmediata de esta carambola se encuentra en la traición de ciertos militares que no estaban sino guardándole la silla; pero hay que reconocer que el cauce político que se dio a aquellos sucesos fue ciertamente desafortunado. Se perdió de vista que el chavismo recogía las aspiraciones de un vasto sector de la población, que pareció de pronto quedar excluido del cenáculo que se improvisó para la reconstrucción del país. Por el contrario, una justa comprensión de Chávez como problema habría dado la clave del proyecto nacional que entonces habría tenido que acometerse sobre el obligado principio de una colaboración cívico-militar; pues, en tanto que reflejo de un drama social -la pobreza-, el chavismo debía encontrar una respuesta y una alternativa real en la acción política; y en tanto que azote antisocial, la repuesta debían darla los cuerpos encargados de garantizar la seguridad y el orden público.
Lo asombroso de aquellos sucesos de 2002 es que, aprovechando la torpeza de sus adversarios, el chavismo se las arregló para hacer triunfar ese dogma del fariseísmo socialista que tan buena fortuna hace en todo el mundo: el que consagra que poco importa ser asesino y ladrón siempre que se afecte tener sensibilidad social. Gracias a eso, bastaba que aquella junta de Gobierno hubiera estado presidida por el líder de la patronal para que quedara convertida en "fascista", mientras que en cambio los funcionarios chavistas que dispararon desde un puente contra los manifestantes indefensos eran "héroes de la Revolución". El mismo prodigio, como se ve, que ha convertido al Che Guevara en un santo laico por más víctimas que se haya cobrado. Pero lo cierto es que, desde entonces, los demócratas venezolanos han quedado enredados en el laberinto de su fascismo de cuna, y da igual que bajo el chavismo se hayan multiplicado la miseria y la desigualdad: siguen cargando con las sospechas de abogar por un modelo oligárquico, y no hay quien se las quite porque, sin acceso al poder, difícilmente podrían demostrar si son capaces o no de abordar las reformas que se necesitan para construir la ciudadanía.
Anteponiendo, entonces, la preocupación por ese aspecto, que consideran su pecado original, los opositores venezolanos han terminado haciéndole el juego al chavismo, de cuyos crímenes no creen poder librarse sin antes resolver ellos la asignatura pendiente de hacerse buenos samaritanos. Porque, a fin de cuentas, el modelo para esta conversión no es sino el propio Chávez, con su asistencialismo inconsistente, con su demagogia carismática y con su verborrea gritona y vacua. Y en eso, ¿quién lo podría superar?
Por supuesto (y más aún después de estos años de destrucción chavista), cualquier plan para volver a levantar a Venezuela tiene que abordar como premisa básica la cuestión de la pobreza, pues la paz social y el encarrilamiento del país serán imposibles si aquello no se trata con urgencia. Pero la libertad, el restablecimiento del Estado de Derecho, la recuperación de la soberanía secuestrada por la dictadura castrista y el control del delito son condiciones imprescindibles para emprender cualquier transformación. El terrorismo de Estado no puede dejarse subsistir mientras se encuentra un caudillo populista capaz de resultar creíble como adalid de una causa social que, en el caso chavista, más bien ha servido para diezmar y esclavizar a la sociedad.
El movimiento de 2002 en Venezuela no tuvo un líder que llamara a las cosas por su nombre. Al que se proclamó presidente durante la breve ausencia de Chávez lo llevaron a declarar ante la Asamblea, y a todo respondió con evasivas antes de exiliarse. Leopoldo López, en cambio, ha denunciado sin tapujos la naturaleza totalitaria del régimen, y ha asumido con extraordinaria valentía las consecuencias de sus acciones. Al revés de lo que sucedió hace doce años, ahora sólo falta una cosa: seguir con las protestas hasta hacer caer al régimen.
http://www.libertaddigital.com/opinion/xavier-reyes-matheus/venezuela-revision-del-11-de-abril-70775/

Radicales y colaboracionistas por General Carlos Peñaloza

General Carlos Peñaloza
ND

Radicales y colaboracionistas

18 Febrero, 2014
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Los estudiantes han despertado a una oposición aletargada, muchos de cuyos dirigentes practican esa conducta que en la Francia de la II Guerra Mundial se califico de colaboracionista, un término definitivamente incorporado al léxico de la ética política.

El día de la juventud despertó las energías de la oposición aletargada por lideres de la MUD que lucen como si fueran colaboracionistas. Este término se refiere a la actitud de personas que a conciencia o en forma indeliberada e ingenua toleran un régimen despótico considerado por la mayoría como opresor. Mi intención no es ofender sino mostrar la analogía entre ese comportamiento de algunos líderes políticos y la conducta encerrada en esa palabreja. Muy posible que sus acciones sean de buena fe, pero es inconveniente su conducta.
La palabra “colaboracionista” se empezó a usar luego de la vergonzosa conducta del Mariscal Petain cuando en la Segunda Guerra Mundial “colaboró” con los invasores alemanes. Al terminar la guerra fue apresado y declarado culpable de alta traición, condenado a muerte y degradado en público. Debido a su edad y méritos previos se le perdonó la vida. Allí se acuñó el término para los que adoptan esa conducta vergonzosa. No sería justo decir que algunos miembros de la MUD son traidores, pero evidentemente esos “algunos” no están leyendo la realidad política con la óptica que seria propia de un campo opositor. La unidad de la oposición es una necesidad insoslayable. Para lograr esa unidad, la MUD debe cambiar o ser reemplazada. La mansedumbre ante el gobierno no es lo propio ante un régimen que viola la Constitución Nacional para imponernos el fallido modelo comunista de los Castro.
Algunos líderes de la MUD han actuado de una manera similar a los colaboracionistas. En repetidas oportunidades alerté sobre la presencia de infiltrados del Grupo La Colina en la MUD. Ese grupo tiene el monopolio de los asuntos técnicos de la oposición y aprueba sin chistar todo lo que dice el CNE. La MUD se ha resistido a agregar técnicos de otras ONG a ese grupo sospechoso.
Además de inexplicable permanencia de La Colina ha habido una retahíla de casos de tinte colaboracionista. Uno de ellos pudo observarse en las pasadas elecciones del 14 de abril del 2013. El resultado fue objetado por Henrique Capriles y el CNE hizo caso omiso al reclamo proclamando ilegalmente al candidato oficialista al día siguiente. Esa tarde la gente molesta salió a la calle dispuesta a protestar por el abuso. Al enterarme empecé a tuitear convocando por las redes sociales a la gente para que se dirigiera a la sede del CNE a reclamar sus derechos. Poco después de enviar mis tuits aparecieron en Internet mensajes de la MUD prohibiendo a la oposición ir al CNE. La gente obedeció permitiendo que Maduro se juramentara en forma fraudulenta.
El caso mas reciente ocurrió cuando esta semana la oposición en forma espontánea llamó a una protesta con motivo del Día de la Juventud. Ante esta llamada algunos funcionarios de la MUD empezaron a declarar que no se debía seguir a “los radicales”. Esa tarde Capriles tuvo la aciaga iniciativa de boicotear la protesta. El propio 12F, fue fatal su declaración de que “La Unidad no puede promover más caos del que ya vive Venezuela”. ¿Acaso la protesta ciudadana es caos?. Era natural que los jóvenes dieran la espalda a los líderes de la MUD y fueran sin ellos a la calle a luchar por la libertad y la democracia. Honrosas excepciones las de María Corina Machado, Antonio Ledezma y Leopoldo López.
Gracias a estos llamados la oposición tiene en jaque al régimen. Capriles no tuvo más remedio que unirse a ellos. Los paramilitares mercenarios de los colectivos financiados por el gobierno no han podido frenar a los estudiantes. El monstruo esta herido y el régimen agoniza en medio de una mega crisis política y un inminente colapso financiero.
Con la excepción de la desprestigiada GNB, el resto de las Fuerzas ha mantenido una posición comedida y digna. De continuar la protesta y recibir los militares órdenes de atacar al pueblo esta acción se convertirá en un boomerang. Los estudiantes, como en La Victoria están dando el ejemplo y debemos imitar su gallardía, valor y patriotismo. Nuestro puesto como patriotas venezolanos es a su lado. Ningún patriota puede ser colaboracionista.






Radicales y colaboracionistas : Noticiero Digital