jueves, 29 de mayo de 2014

Pavel Quintero / El ocaso del estado benefactor


Pavel Quintero / El ocaso del estado benefactor


28/5/14

Hoy nuestra política es reflejo del deceso del hombre fuerte. Su producto es la creación de una sociedad llena de entes indecisos que son conducidos como autómatas que  tienen como único consuelo endosarle sus culpas y fracasos a aquellos que los esclavizan.

El sentimiento de orfandad y dependencia, auspiciado por el Estado benefactor, se ha esparcido en nuestra población como un cáncer, que carcome todo intento de avance. El sentido de responsabilidad individual no existe: todo debe ser regalado, otorgado o subsidiado. Es común escuchar: “¿cuando alguien actuará?”

El hombre ha dejado de ser hombre. Ya no responde a sí mismo; es el producto de una escisión que ha separado la racionalidad, de lo instintivo. Esa ruptura le ha quitado su carácter de individuo, para convertirlo en masa, dependiendo de otros para poder ser. Tiene prohibido el autodeterminarse.

El hombre auténtico define sus propios valores. En la medida en que su propia naturaleza se expresa, su voluntad es capaz de legislar la realidad, pues esa fuerza de voluntad y vitalidad son las principales herramientas que le ayudan a construir su camino en la vida. Hoy el hombre esencial se encuentra muerto; sus valores son definidos por una sociedad de seres que no pueden aceptar y cambiar la realidad en la que viven. Necesitando de otros, dichos seres sobreviven de la caridad de quienes los usan de una forma vil y baja: – esos guiadores de rebaño que los sacrifican a sus anchas.

Nuestra sociedad ha ido sedimentándose bajo la grotesca influencia de una idea de orfandad; de la necesidad de un padre protector y benefactor, casi divino. Al político -manifestación corriente de ese ansiado “padre”- se le entrega el peso del futuro. Mas como padre, si se equivoca, no recibe castigo; su “moral” y capacidad de entendimiento se encuentran por encima de la nuestra, por ello no pide perdón. El Estado (que equivale a los gobernantes, en nuestro caso), como padre mayor, se dedica a la dádiva; como conductor, el Estado nos lleva por el camino de la perdición. Venezuela es un fiel ejemplo. Con las mentiras contadas, se crea una imagen de resignación y de abnegada entrega, donde un irrenunciable destino que el “Estado-papá” nos ha construido, se ve roto día tras día ante la fatalidad y esperanzas desvanecidas. Ese patriarca continúa limitando las libertades individuales, justificando que la invasión a nuestro espacio es necesaria, y tomando decisiones que son correctas; pues -se dice- no somos capaces de construir nuestro propio futuro.

Por ello, hoy,  los jóvenes clamamos por una vida hecha por y para el hombre: una vida en la que el Estado no determine nuestro devenir. Una vida en la que, a través de nuestro libre transitar y con nuestras propias manos, podamos crear el futuro que nos merecemos; una Venezuela futura digna de grandes hombres. ¡Que seamos Padres de nosotros mismos, de nuestro propio andar, de nuestra vida y de nuestra propia esencia! – Hombres responsables de su libertad; veladores de su futuro.

 @PZakh
de @VFutura

http://www.venezuelavetada.com/2014/05/el-ocaso-del-estado-benefactor-pavel.html

EL IDEÓLOGO JUAN CARLOS MONEDERO (PODEMOS) SE INSPIRA EN EL CHAVISMO


EL IDEÓLOGO JUAN CARLOS MONEDERO SE INSPIRA EN EL CHAVISMO

La estrategia mediática de Podemos inspirada en Lenin: "Te tienen que entender hasta las cocineras"

Tanto él como Pablo Iglesias insisten en España en que su modelo no se inspira en el chavismo

Periodista Digital, 29 de mayo de 2014 a las 08:00

Desde que Podemos obtuviera cinco diputados en las elecciones al Parlamento Europeo del 25 de mayo de 2014, sus máximos responsables están de permanente gira televisiva por los principales canales españoles. 
El protagonismo no recae tan sólo en Pablo Iglesias, sino también en Juan Carlos Monedero y, en menor medida, Iñigo Errejón. Cada vez que son preguntados sobre si su modelo es el de Hugo Chávez, tratan de marcar distancias diciendo que cada país es diferente y que no se pueden inspirar en Venezuela u otra nación latinoamericana para aplicar lo que allí se hace en España.
También eluden responder cuando les preguntan si son comunistas. Juan Carlos Monedero, por ejemplo, consultado por esta cuestión ha echado balones fuera contestando con una pregunta: "¿Qué es ser comunista?"
Para escucharles hablar con mayor claridad hay que buscar sus declaraciones fuera de España, en concreto las de Juan Carlos Monedero en Venezuela. Monedero ha concedido el 27 de mayo de 2014 una video-entrevista al programa de televisión online ‘La otra mirada' del chavista Centro Internacional Miranda y del medio de propaganda bolivariana ‘Aporrea.org'.
En la conversación, donde explica que no ha hablado con 'Le Monde' para atender a "nuestros hermanos venezolanos" explica, usando un lenguaje revolucionario de izquierdas, el funcionamiento y la estrategia de Podemos. En tres momentos concretos, ofrece nombres de algunos de sus inspiradores.
Para tomar esa decisión fue importante escuchar a gente como Álvaro García Linera [vicepresidente de Bolivia], como Hugo Chávez, como Evo Morales, que siempre hablaban de la necesidad de una voluntad de poder. Es decir, que no bastaba solamente quejarse, no bastaba solamente criticar, no bastaba solamente leer a los clásicos, sino que había que dar pasos. (Minuto 4:21).
Nos dimos cuenta de que había que luchar contra el mensaje del enemigo. Una vez más, la experiencia de América Latina. La experiencia de disputar la hegemonía en los medios de comunicación: 'Aló Presidente' [programa semanal de Chávez en la televisión pública venezolana], Correa [Rafael, presidente de Ecuador] en los medios, Evo [Morales]. (Minuto 7:05).
Min 10:20 : Si eres un pensador revolucionario tienes que hacer, como decía Lenin, que te entiendan las cocineras. (Minuto 10:20).



 Periodista Digital  Política  Partidos Políticos

Regular Twitter y otras formas de censura

TRIBUNA COMUNICACIÓN

Juan Luis Manfredi
@juanmanfredi
Regular Twitter y otras formas de censura

CUANDO un gobierno sugiere que es necesario regular la actividad de Twitter y los nuevos medios, en realidad, lo que quiere decir es que es preceptivo establecer unas normas de comportamiento, registrar a los usuarios, autorizar o desautorizar comentarios y proponer una lista de temas de los que se puede o no se puede hablar. En una palabra, censura.
En Turquía, Erdogan ha pretendido reducir la actividad de los medios sociales, en especial Twitter. Su argumento es de manual: esos instrumentos se emplean para minusvalorar la acción del gobierno, da espacio a grupos radicales y sólo contiene mentiras. Por eso, ha aprobado una legislación que dota a las autoridades de nuevos poderes para vigilar y fiscalizar internet. Cuba crea trabas artificiales para la creación de nuevos periódicos digitales. Siria, directamente, elimina la disidencia digital. La primera medida de Mubarak para sofocar las revueltas de la plaza Tahir fue cortocircuitar el acceso convencional a las redes.
En Rusia, Putin la ha tomado con los blogueros, quienes por su condición de informadores y agentes de la opinión pública han de ser identificados y aquellos con más de 3.000 seguidores se convierten automáticamente en responsables editoriales en las mismas condiciones que una empresa. Si la información es «inexacta», puede cerrarse la web. El gobierno ruso ha calificado internet como «el gran proyecto de la CIA» y sugiere la creación de cortafuegos que aíslen la Red rusa de la conexión global. Un proyecto parecido ilumina China. No es imposible conectarse a los grandes operadores (Twitter, Facebook o Yahoo!), pero resulta más sencillo operar dentro del sistema chino. Weibo, WeChat o AliBaba son webs de alta calidad y diseño, al tiempo que cuentan con la accesibilidad lingüística de inicio. Ese control suave se completa con otro duro y más complejo: bloquear las informaciones sobre el incremento patrimonial de determinados dirigentes comunistas o el aniversario de Tian'anmen. En la práctica, el desiderátum chino o ruso es la segregación de internet y la creación de un entorno digital propio.
Tampoco EEUU escapa a esta tendencia de control y regulación. La promoción de internet a dos o más velocidades y la eliminación de la neutralidad de la Red es una mala noticia para la industria tecnológica, el periodismo y los derechos individuales. En buena analogía con las ideas de Piketty, si permitimos o toleramos que quienes controlan el mercado de las telecomunicaciones y cuentan con una posición dominante puedan pagar por un servicio premium, los nuevos proyectos están abocados al fracaso. Sería la muerte de la innovación en las redes, ya que no podrían competir nunca con las grandes corporaciones. La decisión de la FCC (Comisión Federal de Comunicaciones) va camino de alumbrar el juicio del siglo en materia de derechos civiles.
El derecho a la información no es una prebenda ni una concesión. Corresponde a los ciudadanos, mientras que las empresas periodísticas actúan como palancas o actores privilegiados de la conversación en la arena pública. Claro que sabemos que las redes no son perfectas. Las revelaciones sobre las actividades de la NSA han confirmado que el espionaje masivo mediante el uso de tecnologías pone en peligro las libertades individuales. También habría que considerar el compromiso con la libertad de expresión de las grandes corporaciones. En Egipto o en Turquía, estas mismas compañías han demostrado que pueden saltarse las normas impuestas por regímenes autoritarios en beneficio de la ciudadanía.
Las redes sociales son parte de nuestra de vida imperfecta. No requieren especial tutela ni nada parecido. Pero la censura sobrevuela este entorno emergente y cuando una modificación en el ecosistema de libertades disminuye la acción de la libertad de prensa, el primer perjudicado es el periodismo y, tras él, todas las libertades individuales. No dejemos que bajo el manto de la urbanidad y las buenas maneras se regule específicamente Twitter. Hagamos caso a las palabras de Saramago en La Balsa de Piedra: «Siempre es buena la libertad, hasta cuando vamos hacia lo desconocido».
Juan Luis Manfredi@juanmanfredi  es periodista y profesor de la Universidad de Castilla-La Mancha.

http://www.elmundo.es/opinion/2014/05/28/53862e2b268e3e69748b456b.html

"SOCIALISMO DEL SIGLO XXI" La "democracia" que vende Podemos significa "control" total del Estado El partido de Pablo Iglesias quiere sustituir el actual sistema por una "democracia socialista del siglo XXI", a imagen y semejanza de Venezuela.

  
El gran revuelo que ha supuesto la irrupción de Podemos en el mapa político, tras lograr cinco escaños en las elecciones europeas del pasado domingo, no es de extrañar si se observa la propuesta rupturista que plantea en su programa. Así, el plan económico que defiende el partido de Pablo Iglesias es sólo una parte, aunque muy sustancial, de su proyecto político.
En el fondo, lo que defiende dicha formación es la "apertura de unproceso constituyente" para blindar toda una serie de "derechossociales y culturales", al tiempo que se implanta la "participación directa" de los votantes en la decisión y gestión de los "asuntos comunes".
Se trata, por tanto, de sustituir la actual sistema de democracia representativa, en donde los electores deciden quién gobierna, por una nueva "democracia real" -también conocida como "participativa" o "asamblearia"- en la que los votantes determinan cómo se gobierna decidiendo, directamente, sobre todo tipo de asuntos. De este modo, tanto las políticas públicas como la gestión de empresas o la finalidad de todo tipo de recursos (incluyendo la propiedad privada) se sometería a la voluntad de la mayoría. Así pues, el colectivo, a través del Estado, se impondría por la fuerza a los derechos y libertades fundamentales del individuo.
No es un fenómeno nuevo. En realidad, no es más que una actualización de la tradicional "democracia popular" que imperó en numerosos países comunistas durante buena parte del siglo XX, una variante del llamado "socialismo real". Y, en la práctica, consiste en otorgar al Estado un poder absoluto. En este sentido, cabe recordar que los regímenes comunistas suelen ocultarse bajo un manto "democrático" y "popular", como es el caso de la "República Popular Democrática de Corea" (Corea del Norte) y la "República Popular China" hoy, o la "República Democrática Alemana" (Alemania del Este) y la "Kampuchea Democrática" (Camboya bajo el régimen de los jemeres rojos) ayer, entre otros muchos.
Podemos nace de una serie de plataformas y movimientos como el 15-M, cuyo denominador común es el rechazo frontal al capitalismo. Una de estas fuerzas impulsoras es Izquierda Anticapitalista, una formación comunista que, entre otras cosas, define a la perfección la"democracia socialista del siglo XXI" que propone Iglesias.

Su objetivo es diáfano:Una democracia sustancial solo puede construirse erradicando ladominación capitalista, eliminando la desigualdad y dotando a los ciudadanos de poder efectivo en todas las áreas de la vida social. Estas metas podrán alcanzarse con una democracia socialista diferenciada del fracasado totalitarismo burocrático, que actualice los viejos ideales e implemente nuevas formas de participación popular.
El socialismo apunta a construir una sociedad igualitaria a partir de la erradicación del capitalismo y la expansión de lapropiedad colectiva de los medios de producción. Este proceso exige desenvolver la autodeterminación popular, bajo una modalidad que debería contener las características de una democracia socialista. Este sistema político sustituirá el régimen actualmente dominado por los banqueros, los industriales y los burócratas por un gobierno soberano del pueblo, que pondrá en práctica una democracia real.
La paulatina socialización del proceso productivo aportará a la población los recursos, el tiempo y las calificaciones necesarias para participar, deliberar y decidir los destinos de la sociedad. Estos cambios favorecerán la expansión de la democracia a todas las áreas de la vida social. Formas de gestión mayoritarias serían introducidas en la economía (fábricas, bancos, servicios), el Estado (administración, ejército, justicia) y la actividad pública (educación, salud, medios de comunicación).
Y su referente contemporáneo también: la Venezuela de Hugo Chávez.
En este país la democracia participativa tiene rango constitucional desde 1999, junto a otros logros que consagranconquistas sociales (derechos de los indígenas, campesinos, niños), nacionales (prohibición de bases extranjeras) y democráticas (referéndum revocatorio, obligación de los funcionarios de rendir cuentas, normas de control masivo) […] En un país históricamente moldeado por una economía y una cultura de rentismo petrolero, la intervención masiva [del Estado] es la llave para un despegue del socialismo del siglo XXI.

"Democracia", el nuevo cebo de los comunistas

El "socialismo del siglo XXI" que defiende Podemos es el comunismo de toda la vida, pero revestido de mecanismos "democráticos". Tal y como argumentan desde Izquierda Anticapitalista, es preciso"sustituir el estandarte de la dictadura del proletariado por la bandera de la democracia socialista".
¿La razón? "El primer término ha perdido la connotación positiva que presentaba en la época de Marx o Lenin como opción frente a la autocracia y ha quedado en cambio asociado con el totalitarismo que prevaleció en la URSS".
Por ello, "acentuar la importancia de la democracia en un proyecto socialista no es una arbitrariedad, ya que obedece a la profunda expansión del sentimiento democrático contemporáneo", aclaran. "La democracia plena es realizable bajo el socialismo y debe ser reivindicada sin prevenciones ni reservas", concluyen.
Dicho y hecho. Basta observar el índice del programa de Podemos para percatarse de dicha reivindicación. Así, el texto, que consta de un total de 40 páginas, se divide en los siguientes seis capítulos:
  1. Recuperar la economía, construir la democracia
  2. Conquistar la libertad, construir la democracia
  3. Conquistar la igualdad, construir la democracia
  4. Recuperar la fraternidad, construir la democracia
  5. Conquistar la soberanía, construir la democracia
  6. Recuperar la tierra, construir la democracia
El término "democracia" o "democratización" aparece en un total de25 ocasiones a lo largo del programa, pero se emplea con un sentido diferente al tradicional, ya que aquí significa, simplemente,nacionalizar o expropiar. Así, por ejemplo, Podemos propone:
  • "Democratizar la dirección de las entidades bancarias y cajas de ahorros".
  • Crear "una banca pública con gestión democrática bajo control social efectivo".
  • "Incrementar la democracia económica facilitando la participación de los trabajadores en los consejos de administración de las empresas y, por lo tanto, en la gestión de las mismas".
  • "Democratización real de los medios de comunicación".
  • "Gestión democrática" de Sanidad, Educación, Vivienda...
  • "Planificación democrática de una economía ecológica [...] respetuosa con la biosfera y basada en un modelo productivo ambientalmente sostenible".
  • "Control democrático social y público de las fuentes energéticas y de la producción eléctrica" o, lo que es lo mismo, "democratización de la energía".
  • "La gestión y propiedad de los recursos hídricos debe ser pública, con una gestión democrática".
Lo mismo sucede con la palabra "control", que aparece en un total de 21 ocasiones a lo largo de las citadas 40 páginas. Dicho concepto se traduce, igualmente, en nacionalización o expropiación de recursos, avanzando así en el "control" estatal de todas las áreas económicas y civiles.
El ejemplo más palmario es su exigencia de recuperar el "control público" de "sectores estratégicos", tales como "telecomunicaciones, energía, alimentación, transporte, sanitario, farmacéutico y educativo", mediante la "adquisición pública" [estatal] de los mismos o su sustitución por empresas públicas. Curiosamente, Podemos sólo emplea el la palabra "expropiación" para aludir a la nacionalización de "grandes fincas", que "deberán pasar a gestión comunal".
Y como muestra de la progresiva estatalización que propugnan, eltérmino "público" aparece en 89 ocasiones a lo largo de su programa político, mientras que el concepto "derechos" aparece 74 veces, sin aludir en ningún caso a los ingentes costes que conllevaría este exponencial aumento de la esfera pública sobre la economía española.
Por último, alude a diez "prohibiciones", desde la tauromaquia y el fracking (explotación de hidrocarburos no convencionales) hasta el despido en empresas con beneficios, copagos o privatización y recortes en el sistema público de pensiones. El término "libertad", que aparece otras diez veces, tan sólo se circunscribe al ámbito de la opinión, reunión, manifestación, asociación, religión y sexo, garantizadas ya por el actual marco constitucional.
Como en su día señaló Juan Ramón Rallo, los defensores de la democracia asamblearia "quieren regenerar la política, pero no para incrementar la exigua esfera de libertad de los individuos a costa de la reglamentación estatal, sino para terminar de convertirlos en las mulas de carga de la casta gobernante. Sorpresa: la nueva izquierda no es otra cosa que la izquierda de toda la vida".
añade:

Mucho me temo que la tan democratizadora economía asamblearia es igualita a una tiranía política: miseria generalizada y nula autonomía personal. Todo lo contrario, por fortuna, de lo que ofrece un mercado libre.

 SEGUIR A  @MANUEL_LLAMAS