sábado, 27 de junio de 2015

El insondable foso del conformismo Antonio Sánchez García

El insondable foso del conformismo 

¿Hasta dónde, hasta cuándo hasta qué límites y medidas puede el hombre resistir el hambre, las privaciones, el atropello, la sed, los abusos, las penurias, las injusticias, las torturas, las promesas incumplidas, las mentiras, la desesperanza, el caos? Primo Levi, en un libro estremecedor, con razón calificado como una de las obras cumbres de la literatura testimonial del Siglo XX, Se questo è un uomoSi esto es un hombre, intentó dar la respuesta. Vivió con los ojos abiertos y una conciencia indomable la más aterradora experiencia que les haya sido dada vivir a los hombres: Auschwitz. De la que, sepa Dios gracias a qué conjunciones del destino, logró salir con vida. En rigor sin otra voluntad y otro propósito que tratar de narrar lo inenarrable: cuándo un ser humano desciende en la escala hasta ser despojado de todos los atributos que tras cientos de miles, tal vez millones de años le han convertido en el ser supremo de la escala animal, el hijo predilecto de Dios, posiblemente su creador y su máxima criatura.

La misma pregunta, sin el trágico perfil de la narración de Primo Levi que va describiendo paso a paso la metódica operación del nazismo alemán que tras elementales medidas de despojamiento, en pocos días, convertían a un ser humano en un estropajo, sin otra seña de identidad visible que un número tatuado en el antebrazo, nos la hicimos cuando intentamos definir el concepto de necesidad, para comprender al Marx de juventud y saber con un mínimo nivel de exactitud científica el significado de su prometeica promesa, la medida que una vez cumplida se habría alcanzado la felicidad plena: del hombre según sus capacidades y al hombre según sus necesidades. ¿Dónde comienzan y terminan sus capacidades? ¿Dónde, sus necesidades? ¿Bastan algunas horas de trabajo para medir la capacidad del hombre? ¿Basta un mendrugo de pan y un vaso de agua para saciar sus necesidades? ¿No se trata, antes bien, de variables históricas, mudables, reducibles al mínimo imaginable, ampliables al infinito de sus deseos?

Auschwitz fue la última frontera del nacionalsocialismo. Como los campos de concentración y el Archipiélago Gulag fueron la última frontera del totalitarismo soviético. En ambos extremos, Hitler y Stalin. Pero allí, al cabo de algunas millas náuticas, del otro lado del mar, millones de cubanos dan lo que pueden y reciben lo que se les arroja. ¿Dan de sus capacidades? ¿Suplen sus necesidades? Ni lo uno ni lo otro: han aprendido a sobrevivir practicando el arte del conformismo: sudar lo mínimo y agradecer lo que se les tire. Por lo visto, al pueblo de cimarrones le basta con muy poco. Y ese poco le basta menos. Están en el fondo del pozo del conformismo y en el colmo de la alienación creen que los que no tienen qué comer son los otros, a quienes les sobra, y que ellos pueden dar su sangre hasta el heroísmo por una siniestra ficción.

Venezuela lleva dieciséis años aprendiendo en cámara lenta, ahora con mayor velocidad, cuánto y hasta dónde aguanta. ¿Cuántos asesinatos resisten los barrios populares? ¿25.000 por año? ¿O pueden ser más? ¿Cuántos presos políticos? ¿100, 200, 1.000? ¿O pueden ser más? ¿Cuánta inflación? ¿El 200%? ¿O puede ser más? ¿Cuánto desabastecimiento? ¿Leche, harina, huevos, queso, medicinas? ¿O puede ser más? ¿Cuánto fraude, cuánto engaño, cuánta mentira? ¿Un referéndum revocatorio, cuatro elecciones presidenciales, varias parlamentarias y municipales? ¿O pueden ser más? ¿Cuántas toneladas de cocaína traficada por las autoridades? ¿5 a la semana o pueden ser más? ¿Cuánta tiranía, cuánto maltrato, cuánta humillación, cuánta injusticia?

Las dictaduras comunistas, es decir: aquellas que pretenden eternizarse hasta pulverizar las instituciones, lo divino en lo humano, la dignidad de los ciudadanos, la grandeza de sus pueblos y el orgullo de sus naciones logran sus propósitos amaestrando a los hombres, exactamente como un hombre obtiene lo que quiere de un león o de un chimpancé con algunos terrones de azúcar y el chasquido amenazante de un látigo. Temo que el terrón de azúcar sean los votos y el chasquido del látigo nuestros presos políticos. Temo que una fecha en un calendario sea más importante que el sol luminoso que esperamos de ese, como de cualquier otro día. Temo que hayamos comenzado a dejar de ser lo que fuimos. Temo que nos estemos hundiendo en el foso insondable del conformismo.

@sangarccs 

lunes, 22 de junio de 2015

Cuba, Leopoldo López y la guerra que libramos. Antonio Sánchez García

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A Alfredo Coronil

La oposición venezolana, Washington y el Vaticano cometen un grave error de apreciación al no comprender que el problema venezolano es, para los cubanos, un problema militar, no político. Venezuela es un territorio conquistado y ocupado, el único triunfo de una guerra cruenta y despiadada que lleva 56 años de incesante desarrollo, la joya de una corona desquiciada, no un país vecino entre otros con los que se tienen algunos intereses comunes y con cuyas autoridades se pueda o no se pueda dialogar. Venezuela es la reserva estratégica de sobrevivencia para una dictadura militar, marxista leninista, totalitaria en guerra oculta o declarada contra el mundo, que no ha cejado un milímetro en su hostilidad existencial con el capitalismo y su máximo representante sobre la tierra, los Estados Unidos. Con los que no esperan ceder un milímetro, que no sea el necesario para mantener la cabeza fuera del agua que la ahoga. Cuba es un bastión, y Venezuela su reservorio, su despensa estratégica. Mazada, Numancia. Exactamente como lo es Corea del Norte para el comunismo asiático: la última frontera.

Quienes conozcan la historia de la tiranía cubana y las artes del dominio y el gobierno de Fidel Castro, saben de qué hablamos: de la tozudez suicida de Fidel Castro, de su odio raigal, visceral e incandescente contra los Estados Unidos, de su decisión de no irse de este mundo sin asestarle algún golpe mortal o, por lo menos, hacerle la vida a cuadritos. Sin la apocalíptica y oportuna aparición de Hugo Chávez en su vida, posiblemente las cosas hubieran tomado otro camino. Estúdiense las vidas de Hitler y de Stalin, y se tendrá un parámetro analítico de lo que significan el voluntarismo, el decisionismo, la crueldad, la inescrupulosidad y la inagotable maldad que anida en su pecho. Heredada por su hermano, infinitamente menos talentoso, sigue actuando como norma esencial del comportamiento del gobierno cubano, sus aparatos de seguridad, sus fuerzas armadas.

Quien crea que los añuñúes y las carantoñas de Raúl Castro hacia Obama y Francisco significan algo más que una movida de un ajedrez estratégico que aparenta ceder sin ceder un ápice, debiera estudiar las relaciones entre Hitler y Stalin, dos víboras del mismo nidal. Que en 1939 firmaban una alianza que asombró y conmovió al mundo, para que dos años después libraran los más sangrientos y devastadores combates de que tenga memoria la humanidad. Raúl Castro domina un terreno, cuyos pedazos intrascendentes puede negociar a voluntad: relaciones consulares, liberalización hacia esa inmensa y poderosa colonia cubana en el exilio. Quien crea que irá más allá de eso y permitirá así sea un mínimo asomo de vida democrática en la isla, se morirá sentado.

Ahora bien: en esa satrapía recibida de regalo por la monstruosa, insólita y ominosa traición de las fuerzas armadas venezolanas manejadas por un híbrido de Hitler y Stalin en miniatura, como Hugo Chávez, se ha impuesto un comportamiento clásico de los hábitos represivos cubanos. Imponerse por el fraude, el engaño y la violencia. Asesinar para sofrenar la rebeldía de sus ciudadanos. Y encarcelar sin ningún motivo judicial y policialmente válido a los líderes opositores dispuestos a jugarse sus vidas por desalojarlos del Poder. ¿No es Huber Matos suficiente prueba de lo que hablamos?

Mientras la oposición, Washington y el Vaticano no lo comprendan, Venezuela seguirá siendo la retaguardia de Cuba, el depósito de su sobrevivencia, el granero con que alimentar a sus esclavos y el petróleo con qué mantenerse a flote. Y si en Auschwitz se podía jugar al fútbol, en Venezuela se seguirá votando. Cuando y cómo ellos lo quieran y lo impongan. Por eso, echarse un pulso con ellos poniendo la propia vida en la apuesta, es un gesto trágico, heroico y admirable, pero inútil. De allí mi consejo a los únicos venezolanos que comprenden el malévolo juego de los Castro y comprenden que el partido que jugamos no es de naturaleza política, sino militar – vale decir: de variables mortales de poder y de fuerza contrastadas - : no caer en la celada. Y levantar, de inmediato, las huelgas de hambre. Sin astucia, no se ganan las guerras. Y ésta es la más compleja y difícil que hayan vivido los venezolanos de todos los tiempos.

@sangarccs






martes, 16 de junio de 2015

La máquina de matar Mauricio Rojas

La máquina de matar


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 Mauricio Rojas
Acabo de leer dos libros que me han tocado profundamente. El primero es ya un verdadero clásico: El hombre que amaba a los perros, de Leonardo Padura, publicado originalmente en 2009. Como se sabe, tiene tres temas centrales que el autor conjuga de una manera magistral: la vida de León Trotski, la de su asesino, el comunista catalán Ramón Mercader, y la desesperante vida cotidiana en la Cuba oprimida por el castrismo.
El otro libro, de reciente, se titula Heretic: Why Islam Needs a Reformation Now (en español lo han traducido por Reformemos el islam) y está escrito por la connotada crítica del islam y exparlamentaria holandesa de origen somalí Ayaan Hirsi Ali, a quien tuve el honor de conceder un premio a la libertad en el Parlamento de Suecia en 2005.
Sobre Hirsi Ali, Mario Vargas Llosa escribió hace no mucho (El País, 19-4-2015):
Es poco menos que un milagro que Ayaan Hirsi Ali, una de las heroínas de nuestro tiempo, esté todavía viva. Los fanáticos islamistas han querido acabar con ella y no lo han conseguido, y no es imposible que lo sigan intentando, pues se trata de uno de los más articulados, influyentes y valerosos adversarios que tienen en el mundo.
A primera vista, se trata de dos obras absolutamente distantes la una de la otra, y así comencé a leerlas. Pero al poco me di cuenta de que, en realidad, su tema de fondo era el mismo: la construcción de aquella máquina de matar por ideales supuestamente superiores en que Che Guevara instaba a convertirse al revolucionario en aras de la revolución comunista. Estas fueron las palabras que usó en su testamento político, el "Mensaje a la Tricontinental" de abril de 1967, hablando de la necesidad de"el odio como factor de lucha":
El odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones naturales del ser humano y lo convierte en una efectiva, violenta, selectiva y fría máquina de matar.
La creación de esa máquina de matar está magistralmente descrita en El hombre que amaba a los perros: de esa manera, el Partido Comunista de la Unión Soviética construiría el arma humana que terminaría en México, en agosto de 1940, con la vida del último sobreviviente, fuera de Stalin, de los grandes dirigentes bolcheviques del golpe revolucionario del año 1917: Lev Davídovich Bronstein, alias Trotski. El libro sigue, paso a paso, la transformación del joven idealista que exponía su vida luchando en España contra las tropas de Franco en un asesino profesional entrenado en Moscú para cumplir con su misión directamente ordenada por Stalin.
Allí aprendería las más variadas técnicas para matar a sangre fría por el comunismo, es decir, en nombre del progreso y el futuro esplendoroso de la humanidad. Todos los medios eran buenos para alcanzar un fin tan sublime, y dar la vida por esa causa era el mayor de los honores a que podía aspirar un comunista. Así se ganaba la inmortalidad, es decir, un lugar en el Panteón de los héroes del comunismo venidero.
La maraña de mentiras urdidas para justificar el asesinato de Trotski y tantos otros es abrumadora, pero nada de ello importaba: el fin justifica los medios y eleva al revolucionario por sobre el horizonte de la "moral burguesa". Así fue y así sigue siendo: ser militante comunista exige una entrega total al partido, ponerse más allá del bien y del mal, transformarse en un "instrumento de la Historia".
Lo que más me conmovió de todo este relato fue que me reconocí perfectamente en aquel hombre que ejecutaría a Trotski: en mis años revolucionarios yo estuve en ese camino que lleva de los más hermosos sueños utópicos a la crasa realidad de los verdugos sin remordimiento. Nada de lo que contaba Leonardo Padura me resultaba ajeno y recordé, una vez más, lo cerca que estuve de perderme para siempre en la fría noche de las máquinas de matar comunistas.
El libro de Hirsi Ali estudia, por su parte, el caso de otros asesinos en nombre del supuesto bien absoluto y el futuro luminoso: los islamistas que se lanzan a la guerra santa o yihad con el propósito de construir el califato, es decir, un Estado islámico a imagen y semejanza del instaurado por Mahoma en Medina en el año 622. El deseo ardiente del muyahidín ("el que hace la yihad") es convertirse en sahid, mártir, lo que le concedería acceso directo al nivel más alto de la Yanna, el paraíso musulmán, con sus innumerables "vírgenes de ojos negros".
Con estas esperanzas emigran hoy miles de jóvenes al denominado Estado Islámico, y cometen actos de una brutalidad repugnante. Lo hacen gritando Alahu akbar ("Alá es el más grande"), y con la certeza de matar y morir por la justicia y la pureza. Lo que vemos cuando lo hacen es la máquina de matar en acción, pero no el largo proceso mediante el cual se le da forma en las escuelas coránicas dirigidas por los imanes radicales y en los centros yihadistas de adiestramiento militar. Así se transforma al joven de un suburbio pobre de Nairobi o París, pero también al joven de una familia profesional bien integrada de Estocolmo o Boston, en unterrorista en el nombre de Dios. Sobre todo ello nos ilustra, con escalofriantes detalles, el libro de Hirsi Ali.
Como se ve, los caminos del fanatismo criminal son muchos y muy variados. Ramón Mercader murió hace ya mucho tiempo, pero no faltan los jóvenes idealistas deseosos, como también yo lo estuve, de convertirse en "una efectiva, violenta, selectiva y fría máquina de matar" a fin de traer el paraíso a la Tierra.

lunes, 15 de junio de 2015

Igualdad, fraternidad y comunismo Carlos Rodríguez Braun

Lamentó Rosa Montero la ausencia de "las viejas proclamas de igualdad y fraternidad", y escribió en El País:
Esto de la desigualdad es una historia tan repetitiva que resulta cansina (…) la pobreza es más cancerígena que los genes. Por ejemplo, la supervivencia de los niños a la leucemia aguda, el cáncer infantil más común, es del 90% en Canadá y del 16% en Mongolia.
Hay aquí algunos errores. En primer lugar, la identificación entre desigualdad y pobreza, que obviamente son cosas distintas. En segundo lugar, si lo que le preocupa a doña Rosa es la desigualdad en el mundo, tengo buenas noticias: ha disminuido apreciablemente en el último medio siglo, sobre todo por la mayor prosperidad relativa de los países más poblados del planeta: China y la India. Tanto ha disminuido la desigualdad en el mundo que lo reconoce sin ambages Thomas Piketty, el nuevo darling del progresismo igualitarista.
Es una temeridad afirmar que la pobreza es más cancerígena que los genes. Los países pobres tienen por regla general peor sanidad que los ricos, y de ahí que los niños y los adultos de los países pobres tengan una tasa de supervivencia a las enfermedades menor que en los países ricos. Ponerse dramático hablando de igualdad y fraternidad puede confundir a los lectores, empezando por la idea de que ellos son de alguna forma responsables de que se mueran niños de leucemia en Mongolia, cuando la pobreza, que es lo que está detrás de todo esto, no depende de lo que sucede fuera de ese país, sino esencialmente de sus propias instituciones: de la paz, la justicia y la libertad dentro de sus fronteras.
Hablando de instituciones, de libertad e igualdad, es interesante que la señora Montero haya puesto el ejemplo de Mongolia, un país que, en efecto, es muy pobre, pero la escritora elude subrayar que no es pobre por azar sino porque allí se impuso a la población el sistema más criminal y empobrecedor que jamás haya sido perpetrado contra los trabajadores en toda la historia de la humanidad: el comunismo. En efecto, los comunistas aplicaron allí el comunismo durante casi setenta años, entre 1924 y 1992. Y, efectivamente, el comunismo esgrimió "las viejas proclamas de igualdad y fraternidad" y procedió a aniquilarlas.

Escalofrío Santiago Abascal


Escalofrío

Santiago Abascal

Tal vez sea esa la palabra que mejor defina la sensación de muchos al contemplar los nuevos gobiernos locales.


La dejadez de unos y las políticas de pactos de otros han puesto al mando de nuestros ayuntamientos, y de parte de nuestros destinos, a personas con escasa o nula capacidad de gestión y, lo que es peor, en algunos casos de nula catadura moral, con comentarios e ideas irreproducibles contra judíos, víctimas de ETA y niñas violadas, como en el caso del nuevo concejal de cultura (sic) de Podemos en Madrid, cuya inmediata dimisión espera cualquier español de bien.

Pero ¿cómo hemos llegado a esto? ¿Cómo puede pasar un país de estar gobernado por una gran mayoría absoluta a ceder buena parte del poder a los extremismos hasta producirnos semejante escalofrío?

Es el momento de preguntarnos cuánto se parecen las huestes y las ideas de Pablo Iglesias a las de Hugo Chávez, que han llevado a la ruina y al colapso a Venezuela. Sí, es el momento. Pero es también la hora de preguntarnos cuánto se parece la España corrupta de Zapatero, Rajoy y Mas a la Venezuela corrupta previa a Chávez; la de Carlos Andrés Pérez y compañía. Porque lo que Podemos ofrece es demencial, por supuesto. Pero es la consecuencia de la degradación moral. El padre de Pablo Iglesias es la corrupción y su madre la destrucción de las clases medias. El sirviente de Zapatero, Rajoy, nos ha traído el virus y ahora nos mete miedo y se ofrece como salvador. Pero el antídoto lo tenemos otros; los que nos atrevemos a dar la batalla de las ideas a la izquierda, al relativismo, al populismo y al totalitarismo podemita.

Será, por otra parte, el tiempo el que juzgará duramente no sólo lo que lleguen a hacer de nuestra España los nuevos dirigentes, sino a los causantes de su venida, con políticas acomplejadas que han enfadado a su electorado de toda la vida, o maltratado a unas clases medias empujadas cada vez más hacia una verdadera pobreza.

¡Cuántas veces habremos levantado la voz –tantos– diciendo que el rumbo era equivocado! Que no se podía pretender apalear a los tuyos y que te siguieran votando de cualquier manera, con la nariz tapada.

Esta es la realidad, pero no hay que ceder al desánimo: toda realidad puede cambiarse.

Estamos en un país que ha sabido llegar a lo mejor, tanto dentro como fuera de sus fronteras. Es la hora de los valientes, de los decentes, de los que van de frente, de la media España que no se resigna a morir políticamente, de todos aquellos que aún quieren un futuro mejor para ellos, para sus hijos o sus nietos.

Tal vez se haya cedido el poder local, pero apostando a nivel nacional por opciones coherentes y sin complejos, que no tengan miedo a defender y gestionar con eficacia lo que tanto nos ha costado conseguir, llevaremos aún el barco a buen puerto.

Lo sabe bien esa marea de personas que se nos acerca ahora cada día con la firme esperanza de cambiar las cosas; antiguos votantes de otros partidos, simpatizantes desengañados ya con las nuevas formaciones que se han convertido en sostenes de la vieja política, ya sea en Andalucía o Madrid, o gente que nunca antes había tenido interés por la política y ahora ve el momento y asume la responsabilidad de apoyar a su país frente a la deriva actual.

A todos ellos, y a tantos otros, les animamos a no ceder al desánimo, a tomar con nosotros el timón de nuestro futuro y cambiar el rumbo de las cosas.

Porque en Vox somos los tuyos. Los de siempre. Sin complejos.

Santiago Abascal, presidente de Vox



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Nota del Blog:

(¿Se acuerdan? No vale, yo no creo. Pues ahí tienen al lobo quitándose ya la piel de oveja. Ahora Madrid, Valencia, Barcelona, Coruña ... ¿Despues?) Los españoles con su soberbia no quisieron verle las orejas al lobo. No somos Venezuela, decían)




Las tres tentaciones del chavismo. Carlos Alberto Montaner

Resultado de imagen de carlos alberto montanerA fines de año Venezuela debe celebrar elecciones legislativas. El país experimenta el mayor desastre de América Latina y el gobierno debería perder los comicios de forma abrumadora si fueran realmente libres y transparentes.
Lo ha revelado la cuidadosa encuesta de DatinCorp. El 74% de los venezolanos opina que la situación es mala o pésima. El 45% se siente cerca de la oposición y sólo el 22% respalda al gobierno.
La mitad del país, el 49%, quiere emigrar. La mayor parte son jóvenes y adultos educados. Se afirma que sólo en España ya han entrado 350.000 venezolanos, muchos de ellos hijos y nietos de españoles o de otras nacionalidades europeas que les han otorgado pasaportes de la UE. Son tantos que El Venezolano, una popular publicación de los exiliados, va a inaugurar un canal de televisión en Madrid.
Tenía que ocurrir. Es el resultado de una mezcla de catástrofes: el desabastecimiento creciente, la inflación (la mayor del planeta), el 18% de desempleo, la destrucción de miles de empresas, la inseguridad ciudadana –que ya se ha cobrado más de 200.000 vidas–, la corrupción rampante, las nauseabundas noticias de los narcogenerales y del Cártel de los Soles, la penosa imagen de Nicolás Maduro como un tonto de baba, la certeza terrible de que, con ese gobierno, mañana siempre será peor que hoy, y la resistencia patriótica de figuras como Leopoldo López, Antonio Ledezma y María Corina Machado, tres de los líderes más prestigiosos de la oposición.
Resultado de imagen de mapa venezuela¿Cuál será la estrategia del chavismo para sortear esta tremenda crisis?
La primera tentación, la que le pide el cuerpo, será negar la evidencia, declarar que se trata de una fabricación de los escuálidos y de la CIA, celebrar unas fraudulentas elecciones, proclamar descaradamente la victoria y continuar saqueando impunemente el país bajo la dirección de "los cubanos", mientras aprietan cada vez más las tuercas totalitarias y se acentúa el desastre.
La segunda tentación es acercarse discretamente a la oposición, asegurarle que se respetarán los resultados electorales y plantearle una salida pactada del gobierno a cambio de un referéndum que apruebe una amnistía contra todos los delitos de origen político cometidos durante el largo periodo chavista.
La vaga fórmula origen político engloba la inmensa corrupción, el narcotráfico, los crímenes de Estado y las supuestas conspiraciones que mantienen en la cárcel a un centenar de opositores. Se cambiaría democracia por impunidad, como se ha hecho en otros países de América Latina.
La tercera tentación es la más tortuosa: retomar por la fuerza el Esequibo, una región limítrofe de 160.000 kilómetros cuadrados, territorio reclamado desde el siglo XIX, perteneciente a la Capitanía General de Venezuela en tiempos de España y del que se apoderaron los ingleses cuando le compraron a Holanda la colonia llamada Guayana.
Los chavistas saben que la causa del Esequibo es muy popular en toda la población, chavistas y antichavistas, especialmente ahora que Exxon-Mobil ha encontrado una notable cantidad de petróleo en la zona marítima que le corresponde.
Tampoco ignoran que Guyana carece de ejército (las Fuerzas de Defensa de ese país no tienen tanques, aviones ni barcos de guerra), y Caracas puede armar fácilmente una red diplomática de apoyo, no sólo con el respaldo de Ecuador, Bolivia, Cuba y Nicaragua, sino con Argentina a la cabeza, que vengará en Guyana los agravios ingleses sufridos en las Malvinas.
El cálculo es que una operación militar para recuperar el Esequibo duraría una semana y despertaría el fervor nacionalista de los venezolanos, revitalizaría la maltrecha figura de Maduro, devolvería el prestigio a las desacreditadas fuerzas armadas y crearía una atmósfera de periodo de guerra en la que se justificarían las carencias y el desastre económico.Todo sería ganancia. En esas circunstancias, Maduro convocaría a elecciones en unas condiciones favorables.
Los chavistas saben que el general argentino Leopoldo Galtieri nunca fue más popular que cuando se apoderó de las Malvinas en 1982. También saben que su prestigio cayó en picado cuando los ingleses las recuperaron, pero es posible que China y Rusia avalen las operaciones militares chavistas como forma de neutralizar a otros factores internacionales.
¿Cuál de las tentaciones acabará imponiéndose? Los chavistas las están sopesando. No se ponen de acuerdo.

sábado, 13 de junio de 2015

«Jurídicamente, Hugo Chávez no está muerto»

Sindicalista venezolano y afín a Hugo Chávez antes de subir este al poder, se ha convertido en uno de los principales opositores al régimen chavista


ERNESTO AGUDO
Pablo Medina, durante la entrevista en Madrid
Pablo Medina(El Tocuyo, Venezuela, 1947), como otros opositores al régimen chavista, está de gira intentando recabar apoyo internacional para detener la violación de derechos humanos que se produce de manera sistemática en su país. Tras visitar en febrero la OEA (Organización de los Estado Americanos), en Washington, el secretario general del Movimiento Laborista esta semana ha viajado a Madrid, invitado por la Comisión de Asuntos Iberoamericanos del Senado.
Su llegada a nuestro país ha coincidido con la visita de Felipe González a Venezuela para ver a los presos políticos Leopoldo López, Daniel Ceballos y Antonio Ledezma. Solo puedo encontrarse con este último. que está en arresto domiciliario.
¿Cree que gestos como los de Felipe González, junto a los intentos también frustrados de otros exmandatarios como Pastrana y Quiroga, contribuyen a ayudar al pueblo venezolano?
–Desde el punto de vista internacional ayuda mucho. Nosotros, desde dentro, llevamos 15 años luchando solos a pesar de lo que dijo hace unos días Tony Blair, que afirmó que no teníamos valor para afrontar la tiranía. Esta no es una lucha contra Chávez, ni Cabello o Maduro. Es una lucha contra Cuba, y contra China, que se han apoderado económicamente de Venezuela -de su petróleo, hierro, oro, diamantes...-; contra los rusos y los iraníes, que lo han hecho del uranio... Es una lucha contra las potencias extranjeras. Económicamente estamos a punto de perder Venezuela. Y no hemos contado con apoyo internacional. Así, la visita de González es casi el primer desafío internacional que hay contra esta tiranía venezolana. Un gesto que se ha sumado a las declaraciones de Panamá y Caracas, firmadas por una treintena de expresidentes. La comunidad internacional empieza a entender lo que pasa allí.
Medina subraya un aspecto que diferencia la visita del expresidente español de la de otros exmandatarios. «En Venezuela todos los que se oponen al chavismo son considerados “cachorros del Imperio”(refiriéndose a EE.UU.), pero a Felipe González no se le puede acusar de eso. De ahí la importancia de su presencia».

Orden de detención

Pablo Medina es uno de los cientos de «perseguidos políticos» por el régimen chavista. Más de 70 están en prisión. «Diosdado Cabelló, presidente de la Asamblea Nacional [número dos de Maduro], declaró, cuando yo estaba en Washington, una orden de detención contra mí que se hará efectiva en cuanto pise cualquier aeropuerto venezolano», señala. A pesar de esta orden, reconoce que ha vuelto a casa «de manera clandestina» en una ocasión.
El opositor asegura que no teme por su vida, a pesar de que desde la subida al poder del chavismo han muerto en Venezuela 225.000 personas «víctimas» del hampa y la policía. «El año pasado fueron asesinadas 25.000». Y se mantiene firme en su decisión de regresar a su país en cuanto acabe su gira, aunque sea clandestinamente.
Usted asegura que el hombre fuerte del Gobierno de Venezuela es Diosdado Cabello y no Maduro...
–Cabello es juez, es fiscal, lo es todo... Es la persona que tiene mayor poder.
¿La investigación abierta por EE.UU. sobre los presuntos vínculos de Cabello con el narcotráfico, que desveló ABC el pasado mes de enero, le ha pasado factura en Venezuela?
–Le ha cuestionado. Venezuela es un país que no produce pero sí mueve la droga. Muchas veces han sido detenidos barcos de la pretrolera PDVSA con droga, aviones... Cada día crece el número de oficiales comprometidos en temas de drogas. De ahí que en la reunión de esta semana de la UE y de la Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe), Ecuador y Bolivia pidieran la paralización de las sanciones de EE.UU. Esto me lleva a preguntarme si el ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América ), de la que ellos forman parte, es una transnacional de protección de la droga. ¿Esa es la labor del presidente de Ecuador y el de Bolivia? Proteger la producción y el tránsito de la droga. Obama se quedó corto cuando sancionó a siete funcionarios, son muchos más. Las declaraciones de Salazar y de otras personas prueban esto. Es público que el magistrado del Tribunal Supremo Aponte Aponte, que se encargaba de exonerar por orden de Chávez a los culpables y de castigar a inocentes, fue a la DEA (Oficina antidroga de EE.UU.) a declarar.
Medina ve cierto paralelismo con la investigación sobre corrupción abierta contra la FIFA. «Los fiscales de Nueva York tomaron una decisión llamativa, porque es extraterritorial; y la droga tampoco tiene fronteras para producir y transitar. El caso de Cabello es particular. Es símbolo de la corrupción, de la destrucción de un país petrolero cuya población pasa horas en las colas...».

Desengaño con Chávez

El sindicalista venezolano, que se declara un «hombre de la izquierda democrática, vinculado a los trabajadores», perteneció al partido comunista en su juventud pero desertó de estas ideas cuando viajó a la Unión Soviética. «Tenía 21 años y cuando vi como se vivía allí, donde todo dependía del Estado, me di cuenta de que yo no quería eso ni para mí ni para mi país», señala.
También fue una persona muy próxima a Hugo Chávez, antes de que este ascendiera al poder. «Queríamos un cambio, y yo entonces no le conocía mucho –se justifica–. Lo hice después. En 1998, cuando yo erasecretario general de Patria para todos, me opuse a su candidatura en la convención del partido. Yo sabía que su relación con Cuba iba a destruir el país. Ylo dije. La gente votó por Chávez en la Convención. Yo perdí y me retiré. Esperé a ver la evolución y me coloqué en la cera de enfrente. Llevo más de 15 años enfrentándome al chavismo».
–En su opinión, ¿cuál fue el gran error de Chávez?
–Después de perder el referéndum de 2004 se dio cuenta de que no podía dominar a Venezuela y decidió gestionar el país con el Gobierno de Cuba, cuya participación ha sido patente casi desde los primeros momentos. Él fue quien le orientó a centralizar todos los poderes públicos. El Gobierno cubano tiene 120.000 personas en Venezuela.
Para los chavistas el gran enemigo de Venezuela es Estados Unidos. ¿Cómo se está viviendo en su país el deshielo de relaciones entre Cuba y EE.UU.?
–Mientras Cuba tiende puentes con EE.UU., ordena a Maduro que dinamite los suyos. Cuba tiene una doble cara. Por una parte negocia con Obama y con el Papa,mientras conserva su influencia y su política sobre Venezuela, donde Maduro es un agente cubano. Nació en Colombia pero se formó en Cuba. Fue impuesto por el Gobierno cubano con el apoyo del Gobierno brasileño. La propia muerte de Chávez fue ocultada a Venezuela y a la comunidad internacional. Todavía hoy no se conoce su autopsia. No hay acta de defunción. No se sabe dónde está su cadáver. Jurídicamente Chávez no está muerto. Hay una ilegalidad detrás de todo esto. Engañaron a la población venezolana, a los chavistas... Ahí comenzó una oposición en las filas de los chavistas contra Maduro y Cabello, tras saber que en las exequias en Caracas lo que hubo fue un muñeco de cera traído de Colombia.
En su libro «El gran engaño: hipocresía y traición en la muerte de Chávez» (2014), asegura que Chávez está enterrado en Cuba...
–Donde no está es en Venezuela. Lo que hicieron en Caracas fue teatro.
¿Por qué cree que Maduro decidió no viajar al Vaticano para ver al Papa?
–Porque se lo ordenaron desde Cuba y él inventó una enfermedad.
¿Usted cree que Leopoldo López, en huelga de hambre desde hace más de veinte días, y Daniel Ceballos, que acaba de abandonarla saldrán con vida de prisión?
–Tengo dudas porque este es un régimen criminal. Se lo digo con conocimiento de causa. Yo también estuve en huelga de hambre, durante una marcha entre Barquisimeto y Caracas, en 2009. Entonces había un humilde agricultor, Franklin Brito, a quien le habían expropiado sus terrenos. Se declaró en huelga de hambre durante más de 160 días. Finalmente fue secuestrado para llevarlo al hospital militar. Yo alerté de que de ahí no iba a salir, porque el régimen usa las prácticas stalinistas de la Unión Soviética. Y lo mataron allí, aunque dicen que murió porque estaba enfermo.
¿Qué opina del ascenso de Podemos en España?
–Me preocupa. Ellos asesoraron a una tiranía, a un régimen que destruyó a un país. ¿Eso es lo que quieren para España?. Sería interesante saber si el tocayo Iglesias avala que 400.000 millones de dólares de dinero venezolano estén depositado en bancos internacionales, que salieron mediante la corrupción. Parte de ese dinero, 150.000 millones, es público. Desde que se creó la República Bolivariana, en 1830, este es el régimen más antisindical, más antiobrero que ha habido. El salario mínimo para siete millones de trabajadores, de un total de trece millones, es menos de un dólar diario. Si es eso lo que quieren, que Dios bendiga a España.