jueves, 28 de mayo de 2015

Respuesta pública a Claudio Nazoa referente a su artículo "Muerto para siempre". Mónica Corrales

thumbnailmonicacorralesLuego de leer su artículo “Muerto para siempre”, en el que acusa de egoístas, e irresponsables, a los “que no comprenden que, por culpa de ellos, todos nos vamos a joder muchos años más”, es inevitable recordarle, que si hay una lista de verdaderos irresponsables en este país, es aquella en la que en el año 1989 suscribieran con su firma novecientos once (911) “intelectuales y artistas venezolanos “dándole la bienvenida a nuestra patria a Fidel Castro. Un genocida que para la fecha ya llevaba 30 años asesinando y esclavizando a sus ciudadanos. Y que más adelante se convertiría en el arquitecto de la tragedia que vivimos los venezolanos.

Otra lista, igualmente integrada por personajes de izquierda -pero más corta- se ha encargado de tomar las directivas de los medios, los partidos políticos y especialmente de la MUD, calificando al invasor con sutiles eufemismos y manteniendo una actitud de tolerancia fraternal con los atropellos que durante 16 años, ha llevado a cabo este régimen destructor.

Sin embargo, por ninguna parte se ve que usted los hubiera criticado o señalado, ni con una fracción de la vehemencia con que nos acusa. Tal parece que no ha manifestado jamás su desacuerdo con las políticas izquierdosas del colaboracionismo alcahueta.

Usted viene de una casa donde se cultivaba la pluralidad, se celebraban las ideas innovadoras, se estimulaban las artes. Una casa donde se cuestionaba al Establishment también, y se conspiraba duramente contra él... De una familia donde la riqueza estaba en las ideas de libertad y en la libertad de las ideas.

Por tal motivo cuesta entender que usted sea tan rígido al momento de señalar a quien disiente, y allí donde deberían sobrarle argumentos para aconsejar una actitud crítica a los demás ciudadanos, se presenta usted con una actitud inquisidora para venir a preguntarnos: “¿Será que no tienen familia que les duela? “

Mientras leo sus razonamientos intolerantes, entiendo los motivos por los que no hemos podido rescatar a Venezuela de las fauces del comunismo. Por qué seguimos dominados por tiranos, y el daño que ocasionó a la lucha por la libertad, que se etiquetara de “intelectual” a cualquier persona capaz de banalizar la fatalidad que hoy en día nos agobia.

Cito una de las frases que usted empleó para desvirtuar e influir, sobre el razonamiento lógico del electorado: “No hay justificación para no cumplir. ¡Debemos votar! Hay que dejarse de exquisiteces y de pendejadas absurdas”.

Le pregunto, ¿cumplirle a quién? ¿Se referirá Ud. al régimen, a Castro, o quizás al cogollo de partidos políticos que conviven en perfecta armonía y cogobiernan con la tiranía que nos oprime? Porque le recuerdo que hasta ahora estos tres grupos son los únicos que se han beneficiado de nuestros votos (lamentablemente incluyo los propios, en elecciones pasadas).

¿Votar?, el concepto del verbo se basa en la elección, es sinónimo de elegir, por tanto es antónimo de imponer. Los ciudadanos empoderados votamos sólo cuando estamos de acuerdo con las reglas del sistema, es decir, con la legitimidad del ente electoral, estado y gobierno.

Si para usted resulta una exquisitez negarse a participar en una estafa que ya ha sido meticulosamente comprobada, lo siento por usted, vístase de payaso y ¡participe en su circo! Si cree que eso es lo correcto, está en plena libertad de hacerlo! Pero, por favor, honre la memoria de sus seres queridos, aquellos que lucharon por la libertad de las ideas y proceda a respetar las nuestras! No acuse de ”absurdos” a quienes vemos una máquina electoral como algo mucho más profundo que la traga-monedas de un casino donde irreversiblemente siempre termina ganando” la casa”, y perdiendo, la república, la libertad y Venezuela.

“En Venezuela viene un Tsunami que no es silencioso y que hará temblar a estos fascistas izquierdosos de derecha que nos desgobiernan “

El único Tsunami que conocemos los venezolanos desde hace 16 años -en los que por cierto se han caracterizado por las innumerables contiendas electorales en las que hemos participado, y que con tanto orgullo esgrime el régimen como propaganda de legitimidad- es el que ha devastado a la nación.

Y lo único que ha sido silencioso, es la complicidad de esos a los que usted prefiere llamar “salvavidas” y a los que muchos de nosotros preferimos llamar “colaboracionistas del régimen” o ”limosneros de parcelas políticas”.

Permítame decirle algo al para siempre “difunto y amigo Claudio”; si es que nos puede escuchar desde donde se encuentre: …A usted no lo mató un capitán “brutísimo y demente”, tampoco su exquisitez para aferrarse, o no, a una mano de izquierda, o de derecha. Lo que realmente acabó con su vida fue ver que el barco se hundía y se empecinara en minimizar el peligro con "pendejadas" de carisma, cuando era momento de lanzarse al agua. Porque lamento informarle, que dentro de ése barco nadaban más tiburones que en el propio mar, y que la “tabla de salvación” se encontraba ajena a ese Statu Quo.

Venezuela ha sido un Trasatlántico noble, se ha estrellado contra Icebergs de todos los tamaños y formas, y ha sobrevivido. Cometer el error de abusar creyendo que es “inhundible” puede costarnos el alto precio de una esclavitud definitiva.

Tenemos una nueva oportunidad de girar el timón hacia la Libertad, desconociendo poderes secuestrados, deslegitimándolos, no obedeciendo a intereses de quienes sostienen al régimen, revelándonos contra la tiranía, empoderándonos de dignidad.

Tiene de nuevo el agua al cuello amigo Claudio, una nueva oportunidad de escoger una mano salvadora... ¡Salve a su familia!... Sálvese usted!...

Salve su voto, para que se hundan los capitanes junto a sus jefes de máquina, que son los que han hundido a Venezuela!

@monicacorrales

En la Venezuela de la corrupción y el narcotráfico la rebelión es un imperativo moral. Gustavo Coronel

Resultado de imagen de Gustavo CoronelLa rebelión es un imperativo moral 

El rebelde conoce la enormidad de las fuerzas que enfrenta y sus frecuentemente escasas posibilidades de éxito. Su esperanza, decía Clavel, no es estar seguro de que algo resultará bien sino la certeza de que hacerlo es lo único que tiene sentido, no importa cuál sea el resultado.

En la Venezuela de la corrupción y el narcotráfico la rebelión es un imperativo moral. El país finalmente se encuentra en un estado de pre-rebelión. Ya todo el planeta sabe que el régimen venezolano es un narco estado. El dinero del petróleo no le ha bastado al chavismo para mantener su tren de robo y dispendio. Ha tenido que entrar a traficar en drogas, convirtiéndose así en un régimen forajido, expuesto a la acción de la justicia internacional.

La reacción de la jauría chavista ha sido predecible ya que ellos se hunden con sus cabecillas: el tribunal supremo de justicia, la asamblea nacional, el poder ciudadano, toda la gavilla de cómplices y ladrones del régimen defienden impúdicamente al “intachable ciudadano”, como definen a Diosdado Cabello. Basta verlo actuar en la Asamblea Nacional para darnos cuenta de que eso de intachable es fantasía.

Desde los Earle Herreras hasta los Tareks y Luisas de la Venezuela purulenta hablan de la ‘calumnia’ contra Cabello, porque saben que caerán con él y con Maduro. Son sargentos en el ejército de malhechores.

Por 16 largos años el país ha permanecido esencialmente silencioso frente a la pandilla. La oposición se ha querido hacer racionalmente, como si estuviéramos frente a un gobierno malo pero democrático. Pero la rebelión no es un acto racional sino esencialmente emocional. Se presenta de manera espontánea, inspirada en el ejemplo de unos pocos, quienes se levantan con decisión frente a la ignominia.

López, Ceballos, Ledezma, Machado nos han mostrado el camino de la rebelión. Y lo hacen a riesgo de su comodidad, de su tranquilidad y, aún, de sus vidas. Como decía Hanna Arendt el estado totalitario tiende a crear un clima en el cuál la gente está aterrorizada, incapaz de rebelarse y los pocos que lo tratan de hacer son apresados y perseguidos. Pero, a falta del apoyo necesario de los venezolanos, estos rebeldes están recibiendo el apoyo, por fin, del mundo externo. En este momento está en movimiento una gran fuerza de opinión internacional que ha identificado la naturaleza criminal del régimen venezolano.

Los rebeldes están, al fin, ganando su batalla. Y esta es una percepción que ya ha tomado cuerpo y comienza a arrastrar la gran masa de indecisos.

Esto siempre ha sido así en todas las sociedades. La rebelión comienza en la mente del hombre moral y prende finalmente entre los victimizados por el abuso totalitario.

En mi adolescencia aprendí cómo se combate a una tiranía y se la derrota. por J. Petit Da Costa


Actuar combinando todas las formas de lucha

25 Mayo, 2015
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En mi adolescencia aprendí cómo se combate a una tiranía y se la derrota. Entonces no teníamos prensa, radio ni tv. Todos los medios estaban sometidos a censura total. No existía la televisión por cable. No había internet ni telefonía móvil. La red telefónica de CANTV estaba intervenida. Sólo contábamos con multígrafo y papel para la comunicación con la gente. Repartíamos la propaganda de noche, metiéndola sigilosamente por debajo de las puertas de las viviendas. Vivíamos en conchas o escondites. Nuestros contactos y reuniones, de dos apenas, eran clandestinos. Se hacían bajo normas rígidas: puntualidad y brevedad. Era con el fin de evitar que nos descubrieran. Y, sin embargo, siempre había uno que caía en manos de la policía. Enseguida tomábamos medidas preventivas por si acaso el compañero preso sucumbía a la tortura y nos delataba. Al final éramos pocos, cada día menos, y no obstante alcanzamos la victoria cuando el pueblo de Caracas respondió a nuestro llamado saliendo a la calle y manteniéndose allí hasta que el tirano huyó. ¿Porqué siendo tan pocos tuvimos éxito, en cambio ahora, contando con millones de simpatizantes, no se ha conseguido a pesar de que la tiranía está debilitada por el colapso de la economía, arrastrando el país a su disolución? Son muchas las razones. Daré dos por ahora.
Primero: no había colaboracionistas que usurparan el rol de la oposición. Ningún partido era colaboracionista. Los cuatro partidos eran de oposición. En una tiranía se hace oposición cuando se la combate frontalmente y sobre todo se usan contra ella, para acabarla, todas las formas de lucha, sin descartar ninguna, incluyendo el concurso de militares. Ahora no hay oposición. Su espacio lo ocupan los colaboracionistas, a quienes hay que desalojar del lugar que ocupan. Hay que deslindar con ellos. ¿Quiénes lo harán? Sin duda, la sociedad civil, o sea, los independientes o sin partido, de la cual saldrán los líderes que demanda la situación, si antes algún político no se decide a romper con los colaboracionistas y asume el liderazgo de esta inmensa mayoría, convocando a una alianza de clases (trabajadores, universitarios, empresarios), con un objetivo concreto: la renuncia de Maduro, primer paso para el cambio radical y profundo que demanda el país. La oportunidad se presenta con la campaña electoral de las parlamentarias, a la cual se le daría así un sentido trascendente para la movilización nacional que termine forzando la renuncia de Maduro, al que sólo le falta un empujón para salir. Sacar la campaña de donde la han ubicado los colaboracionistas, que es seguir de comparsa, para hacerla trascender hacia lo fundamental que es darle un vuelco a la situación con la mayor urgencia. La ocasión la pintan calva para el trío: Ledezma, López y Machado, por sus antecedentes de LA SALIDA y el Acuerdo Nacional de Transición. La aureola por la persecución de que han sido víctimas les concede el derecho preferente para dar este golpe de efecto. Pero no hay derecho preferente imprescriptible. Todos tienen plazo de caducidad.
Segundo: en una tiranía la oposición se organiza como resistencia clandestina que sale de las catacumbas cuando está preparada para el asalto al poder. Fue lo que hicimos. Nadie nos veía en la calle haciendo política. Aparentábamos ser unos seres inofensivos que no se metían en nada. La diferencia está en que como los colaboracionistas no corren ningún riesgo porque la tiranía sabe que trabajan para ella, inducen al error de creer que todavía estamos en democracia y por ello no se toman las precauciones del caso, facilitando la represión. La más elemental es la de adaptarse al juego de simulación de la tiranía, montando paralelamente una organización subterránea, semejante a la resistencia clandestina del pasado, que capte los recursos humanos que van a emerger a la superficie en el momento del asalto al poder. Al mismo tiempo, crear organizaciones periféricas en las áreas gremiales, culturales y sindicales, que sirvan a lo que en el pasado llamamos “respiraderos legales.”
Resumo: Ledezma, López y Machado tienen la oportunidad de su vida si asumen el liderazgo de la movilización nacional que fuerce la renuncia de Maduro, dando inicio a la transición de la tiranía a la democracia. Pero esta oportunidad tiene un plazo de caducidad.

El objetivo: La renuncia de Maduro
La consigna: Fuera Maduro