miércoles, 4 de diciembre de 2013

(AUDIO) Aqui entre tu y yo con @NITUPEREZ, programa del dia de hoy 3.12.2013 | aycaracha

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martes, 3 de diciembre de 2013

La idiotez de llamar plebiscito a elecciones del 8D por Alberto Franceschi


Opinión 
Alberto Franceschi
ND


La idiotez de llamar plebiscito a elecciones del 8-D

Todas las elecciones realizadas bajo el chavismo han sido fraudulentas, no pierda su tiempo leyendo esto si cree lo contrario. Cuando incluso se ganó el referéndum contra la reforma, la ventaja no fue “pírrica de mier..” como dijo el comandante cósmico sino de por lo menos 15 puntos y por cierto de todas maneras aplicó lo que se le había expresamente desautorizado y particularmente la reelección indefinida, apoyándose en la alcahuetería manifiesta de muchos de los cuentadantes de oposición que querían también la suya, aunque dijeran lo contrario, para la masa de ingenuos que van una y otra vez al matadero de la estafa electoral del régimen.

Pero sobre estas elecciones municipales del 8-D en particular, “sobrevenidas” luego de haberse desconocido la victoria aplastante de la llamada oposición en abril pasado, y por haberse choreado del candidato para abajo, dejando vivito y coleando un régimen podrido hasta los tuétanos, ya es el colmo de la desfachatez, más bien de la idiotez, cuando Capriles nos pide que volvamos al matadero, además bajo el chantaje de convertir estas elecciones en un plebiscito.

Andar por allí con esta prédica ya constituye de por si una desoladora muestra de ineptitud política.

Tenemos un gran pueblo que ha sido convertido, gracias a poderes mediáticos, en una manada de borregos, de una dirección de la MUD y de sus patiquines candidatos, que viven inventando como volver a embaucarnos, tras cada decepcionante auto derrota en esa sucesión de elecciones trucadas.

Y parece mentira que el mecanismo aceptado sea muchas veces el del juego del cinco y seis, donde siempre hay el o los premios gordos del cuadro con seis y un repele que se le asigna a los ganadores con cinco. Nuestra MUD está llena de aspirantes a quedarse con el repele, diciéndonos que hay que ir a por el triunfo, que esta vez sí se dará.

Pero ahora se pasaron. Ya es patético llamar plebiscito a una elección de segundo nivel, a escasos 8 meses del fraude de Maduro y de la gran chorreada de nuestro favorito, que se devolvió luego de pasar victorioso la meta, cojeando cada vez más para dar lástima y ahora verle mostrándose con relinchitos del que ya no tiene cojera y ostentando que él llevará a muchos briosos ejemplares a la victoria, cuando él no fue capaz siquiera de imponer la suya.

Les participo que el llamado plebiscito entonces nos enterraría, porque el gobierno volverá a hacer fraude, se robará dos tercios de los municipios y lo peor de todo es que los de la MUD que se saquen los cuadros con cinco, estarán felices de haber logrado su sueño de convertirse en “cuentadantes”, aunque sean ninguneados y perreados por el régimen chavista, pero conservando como trofeos, la dirección de ciudades que les harán ricos como socios menores del saqueo nacional, en un país donde se hizo sinónimo ser político y corrupto, funcionario y ladrón, porque para los electos desaparece cualquier frontera entre el erario público y sus cuentas bancarias personales, manejadas en demasiados casos por familiares y testaferros, como para creer que estemos ante excepciones, en los casos de la inmensa mayoría.

Confieso que me repugna la sola idea de ver electos y legitimados al malandraje rojo y a muchos de la oposición que al día siguiente encuentran millones de razones “verdes” para predicar paciencia y pontificar sobre la necesaria salida electoral y pacífica de este caos, como si ello fuese posible frente a este régimen de oprobio.

¿Cómo van a decir el disparate, ya en su desesperada manía de querer llevar la gente a votar, que estas elecciones serán un plebiscito?

¿Qué van a decir al día siguiente cuando el CNE chavista reparta en proporción de 70 a 30, las alcaldías y demás cargos?

Tengo el deber de decirles, a quienes han confiado en los afanados defensores del sistema político basado en esta constitución chavista y cuyas autoridades emanan de un arbitraje de este CNE de chavistas que les retroalimenta, que la casi exclusiva razón de “nuestros” fracasos, para intentar derrotar y liquidar esta piltrafa de régimen, es que nos han dirigido siempre CUENTADANTES de él, con una línea política de cohabitación con él, es decir gente que distribuye cheques, miles de cheques, para sí y sus clientelas, enviados desde el poder ejecutivo rojito. El error es creer que este funcionariado tenga la misma naturaleza social del que se ostentaba en la vieja democracia, donde primó el principio de la alternabilidad.

La excepción a la regla de someterse a los designios del régimen, la constituyó la dirección de abril de 2002 que embaucó, con el madrugonazo de la Venezuela Compañía Anónima de Carmona, lo que era una gigantesca insurrección civil.

Tan fuerte fue el impacto de esa rebelión civil, que sus efectos siguieron hasta febrero de 2003, cuando terminó derrotado el famoso Paro Cívico suicida, del que por lo menos habrá que reconocer, que su dirección dejó la impronta de querer pelear, a diferencia del sifrinaje que luego, aprovechándose de los graves errores de cálculo de aquellos que quisieron sacar de raíz el régimen y no pudieron, se convirtieron desde entonces en dirigentes partidarios eternos de la irrenunciable sumisión electorera alcahuete ante el gobierno.

Más aun, cuando desde el terreno estrictamente político se usó a medias el arma del boicot (abstención) electoral , todavía les dura el susto de haber ganado aplastantemente y ver electa la pasada Asamblea solo con el 15 % de los electores.

Desde entonces mantienen la cantaleta que aquello fue erróneo, cuando lo disparatado fue confiar que esa colosal derrota, propinada al gobierno, había que ponerla en manos de la dirección gallina de quienes no sacaron la conclusión de la ilegitimidad de esa Asamblea y se dedicaron a buscar las maneras de hacerse perdonar desde entonces su infidelidad al sistema electoral chavista.

Creo que la idiotez de llamar plebiscito a unas elecciones trucadas solo sería una opción si verificándose el monumental fraude, como sucederá, la dirección política de la llamada oposición y de quien tiene el tupé de querer dirigirnos como niños, con su orden: “ustedes se me van a la calle”, tiene un plan preciso de derrocamiento aunque sea aventurero del régimen, en una trastada del tipo “jugarse a Rosalinda”, sin ningún plan ni preparación política y menos aun convirtiéndonos en un factor de caos adicional.

Contradictoriamente quien nos sacó de la calle para reclamar su presidencia y el fin del régimen ¿nos pide que volvamos a ella para defender a los aspirantes a cuentadantes?

Aquí hay algo que no cuadra señores dela MUD y tengo la impresión que son ustedes.

La única vía de solución a la ingobernabilidad manifiesta que “encarna” el gobiernito de caos de Maduro, es que la dirección política de la oposición proponga, hasta la saciedad, a los altos mandos militares que nos unamos en una cruzada para detener este caos.

La peor opción entonces es llamar plebiscito a esta estafa del 8 D, por la sencilla razón que una vez que el gobierno proclame sus resultados, solo quedará o bien desconocerlos por ser fraudulentos, o aceptarlos como legitimadores de una supuesta mayoría del señor Maduro.

Si se trata de desconocerlos y el señor Capriles aborrece la irrupción militar… ¿Nos puede explicar entonces que es lo que desea?

¿Acaso plantea una insurrección civil para defender a los alcaldes de PJ y de sus allegados a su cogollito de candidato lava y listo? No gracias dirán los que él mandó a la casa el 16 de abril además llamándolos violentos y socios del gobierno.

Aquí lo único viable y serio es exigir a las FFAA que ponga fin a esta fanfarria de locuras del señor Maduro.

La conducción del país está vacante y la MUD renunció hace rato a ser depositaria de la indignación nacional.

En este país sobra gente sensata y capaz para reconstruir la economía y las instituciones, también por supuesto las FFAA.

Los días que le quedan a este gobiernito no pueden ser los que le regala el liderazgo maltrecho de la clase política opositora, llevando confusión al país, por ejemplo condenando la solución que dicta el Estado de necesidad y divulgando que pueda considerarse plebiscito a una estafa electoral manifiesta como la del 8-D.

Aunque sea por una vez debe hablársele con coherencia al país.

Si esto es un Plebiscito y el sistema electoral es reconocido y Maduro gana su plebiscito, entonces debe gobernar hasta el 2019. ¿Es eso lo que propone la MUD y Capriles? Entonces díganlo. 

Si estiman que debe cesar este gobierno de atropellos por ilegitimo, entonces deben pedirle a las FFAA que irrumpan contra él. No hay mil maneras de ser coherente, solo hay una y en nuestro caso es la dicta el Estado de necesidad.

Siga el debate tambien por Twitter: @alfranceschi

franceschi1947@gmail.com

www.albertofranceschi.com


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domingo, 1 de diciembre de 2013

¿Estamos cayendo en la trampa?

miércoles, 27 de noviembre de 2013

¿Estamos cayendo en la trampa?


Durante las últimas semanas, el país ha sido testigo de un extraño y desagradable coctel: medidas "económicas" inspiradas en las que aplicó Mugabe para condenar a Zimbabue  al último lugar en el Indice de Desarrollo Humano de la ONU;  imposición ilegal de una ley Habilitante con objetivos tan genéricos que la convierten en un cheque en blanco al Ejecutivo para que haga cuanto le venga en gana; inhabilitación sin juicio ni sentencia a David Uzcátegui, al igual que antes se hizo con Richard Mardo; allanamiento de la inmunidad a la diputada Aranguren para poder conseguir lo que la corrupción no logró, que era comprar al menos a un diputado de la Unidad y así lograr la mayoría artificial que permitiera el paso a la Habilitante; la persecución contra el más fuerte aspirante a la Alcaldía de Valencia, Miguel Cocchiola; el impedimento de los vuelos a Henrique Capriles; y, para cerrar esta pequeña lista de "botones de prueba", la declaración del 8D como el día de la lealtad a Chávez, a fin de facilitar la violación de la normativa electoral en esa fecha a través de movilizaciones, cadenas y todo tipo de manifestación proselitista gobiernera.

El signo común de este coctel es la amenaza. Cada una de estas medidas ha venido acompañada por su correspondiente ladrido de intimidación y amenaza: amenaza a políticos, emprendedores, estudiantes, comerciantes, consumidores, y a la gente común.  Sin duda, la amenaza y la provocación son los signos distintivos de nuestra oligarquía gobernante.

¿Qué hay detrás de tanta bravuconería e intimidación? En el  fondo, todo esto es un síntoma de mucha debilidad interna.  Quien tiene autoridad, sólo la aplica. En cambio, quien sólo tiene poder, necesita recurrir a la amenaza y al grito.
El madurismo tiene serios problemas de legitimidad y de fractura interna, y necesita medidas efectistas para cohesionar a los suyos, mediante la viejísima treta de buscar enemigos a quién culpar, y de asustar a los demás, para que no se  den cuenta, como el que silba en la oscuridad para darse ánimos, que quien está aterrado es él.

El postchavismo  no podía llegar a las elecciones del 8D, que son importantísimas para intentar lograr la legitimidad que no obtuvo el 14 de abril,  sin sacudir la mesa, porque estaba perdiendo el juego. Era urgente voltear el foco de atención sobre otros para escapar a la señalización popular sobre su irresponsabilidad e indolencia.

Sin embargo, y para delicia del gobierno, empiezan a aparecer -sorpresivamente- algunas voces que dicen que a Maduro no le falta razón. Que sí, que no se puede negar que hay especuladores y que había que hacer algo contra ellos.

¿Hay especuladores en Venezuela? ¡Claro! Y en Italia, en Colombia, en Estados Unidos, en China, y hasta en las Islas Fiji. Por lo general, cuando la demanda es mucho mayor que la oferta, y en presencia de exceso de controles discrecionales sobre la actividad económica, la especulación se dispara y se sale de control.  Pero por eso mismo, intentar acabarla acentuando las mismas políticas que explican su aparición, es como querer apagar un incendio con gasolina.

Las "medidas" mugabianas de Maduro son exactamente iguales a si el gobierno decidiera mañana prohibir la circulación de vehículos en el país, con el argumento de que hay muchos conductores irresponsables. O que se prohíba que la gente salga a la calle como una medida de combatir la delincuencia, porque los malandros actúan es en la calle. ¡Y que haya gente que caiga en la trampa y empiece a discutir si es verdad o no que los malandros salen a la calle o que si es cierto o no que haya conductores locos!

"Resolver" problemas como el de la especulación a la manera de Maduro, es como querer acabar con las cucarachas de una casa... ¡incendiando la casa!  La discusión no es si había o no cucarachas, sino lo ridículo y catastrófico del "remedio".

Hay que ser muy ingenuo o estar muy desencarnado de la realidad venezolana para no reparar en que lo que nuestra oligarquía busca es simplemente un efectismo electoral de corto plazo. Lo grave de este "remedio" no es sólo que sea inútil, sino que al mugabizar la economía, la especulación, la escasez y la inflación, en vez de disminuir, van a aumentar, al igual que se agravará el cáncer de la división y el odio social,  y se desestimulará la inversión del resto de los sectores productivos y de comercio. Una vez vacíos los anaqueles, siguiendo la tristemente célebre orden de nuestro oligarca mayor, y no haya reglas claras de juego económico, nadie va a querer invertir, ni producir, y ni siquiera importar productos.  Con ello vendrá -como en Zimbabue- un alza considerable del desempleo y en consecuencia un aumento sustancial de los índices de pobreza. Recordemos que prácticamente la mitad de los casi 8 millones de personas que se desempeñan en el sector formal de la economía, lo hace en el sector comercio, justamente donde hay más incertidumbre y angustia sobre su futuro y el de sus trabajadores a partir del 1er trimestre de 2014.


Fuente: El Universal | http://ow.ly/reX7u