miércoles, 29 de octubre de 2014

Los dioses no roban gallinas

Hernán Cortés mandó ahorcar a dos de sus soldados por robar gallinas a los nativos, que veían a los españoles como a dioses. Y ya se sabe que los dioses no roban gallinas.
Resultado de imagen de eduardo garcia serranoCuenta la leyenda, ya se sabe que "se non é vero, é ben trovato", que Hernán Cortés mandó ahorcar a dos de sus hombres porque les habían robado un par de gallinas a los indios mejicanos. Sus capitanes intercedieron ante Cortés por la vida de los rateros, pues les parecía excesivo que les hicieran una gola con la soga por hurto tan menudo. Para todos ellos, cuya visión del delito y de la situación era tan gallinácea como el vuelo de las aves rapiñadas, el castigo era desproporcionado. Comoquiera que no se avenían a razones, Cortés zanjó la pendencia con sus oficiales con  una frase que fue como la espada de Alejandro cortando el nudo gordiano: 
"Los dioses no roban gallinas".
Los nativos mejicanos llamaban a los españoles teules, dioses, porque los veían como tales. Hernán Cortés aprovechó inteligentemente ese respeto sobrenatural que los indios sentían por los españoles para ganar más voluntades y cerrar más alianzas con su presencia y su palabra que con el acero de su espada. Por eso ejecutó a aquellos dos rateros, porque "los dioses no roban gallinas". Y si lo hacen: gola de soga, pues la dimensión del delito no la da sólo el objeto robado, la otorga la personalidad del ladrón y su jerarquía social. Hoy, los nativos españoles hemos condenado a Dios al ostracismo y hemos elevado a los altares civiles las urnas de metacrilato, que son el belén pagano en el que nacen los dioses que, con la legitimidad de nuestros votos, saquean nuestros gallineros. Convertidos en masa de maniobra electoral nos hemos dejado estabular en la paz del consenso que asciende a la máxima jerarquía de los valores la emasculada amabilidad de la tolerancia. Contemplamos impasibles el desfile de la cuerda de presos, trenzada por esos dioses más falsos que Manitú, que utilizan los votos con los que los consagramos como una patente de corso para saquear nuestra hacienda, empobrecer nuestra libertad y sembrar de sal el futuro porque cuando nos robaron las gallinas se llevaron también su fruto más preciado: los huevos. Por eso  en España ya no nacen dioses, teules, como Hernán Cortés. Sólo nacen ciudadanos-consumidores que votan cada cuatro años, pagan todos los años y callan todos los días.
http://www.gaceta.es/cortes-gallinas-28102014-1343

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