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sábado, 12 de diciembre de 2015

Juan Carlos Sosa Azpúrua: Reflexiones post electorales: ¿Jugada maestra de Fidel Castro?


Preludio
Los resultados electorales, más allá de todas las emociones que generan, obligan a realizar diversos análisis, buscando todas las alternativas posibles. Considero esencial que estos resultados se evalúen en el contexto real de lo que vivimos, más allá de las lecturas obvias que pueden desprenderse.
thumbnailjuancarlossosaPremisas: las elecciones se efectuaron en el marco de una dictadura comunista y con una entidad electoral completamente viciada, desde su esqueleto hasta cada órgano de su cuerpo.
Estos vicios son reales y es importante que esta perversión no se olvide. También es cierto que el régimen es una tiranía sostenida por una dictadura que tiene casi setenta años perfeccionando el arte de la mentira y la simulación.  Fidel Castro y su banda de malhechores se morirán en el poder y la astucia estratégica que se los permitió no debe nunca subestimarse o negarse.
Durante varios años hemos intentado explicar lo peligroso que es legitimar -dándole trato de gobierno –  a un régimen de estas características, máxime cuando se ha hecho evidente sus conexiones con los dos universos más tenebrosos: el narcotráfico y el terrorismo; haciendo de nuestro territorio paraíso para el escondite, lavado y tráfico de droga, incluyendo el control de sus rutas internacionales; y la guarida segura de terroristas y fundamentalistas islámicos.
La fuerza que sostiene a un régimen de esta naturaleza está alimentada por diversas matrices, incluyendo la ideológica, que se usa como instrumento para esconder los intereses de los “señores de la guerra” y las alianzas geopolíticas que se tejen para someter a pueblos enteros con ideas que les envilecen, hasta volverlos inertes y así dominarlos indefinidamente.
El difunto Chávez y sus herederos políticos son agentes de estos universos malignos y allí el fin de enquistarse eternamente en el poder siempre justificará cualquier medio, desde el asesinato hasta la manipulación de cualquier elemento institucional que sirva sus propósitos.
Durante diecisiete años, el equivalente a casi cuatro gobiernos anteriores a 1998, la agencia local de Fidel Castro, eso que llaman “chavismo”, ha tenido éxito en su estrategia de someter a Venezuela a su voluntad de poder, colonizándola con sus usos y costumbres, llegando hasta la libreta de racionamiento y la cultura del burdel.  Hoy la gente hace cola para comprar un papel higiénico que escasea y muchas de las jóvenes, con belleza suficiente, han sucumbido a la tentación de llevar una doble vida y así conseguir lo que un trabajo convencional-si es que lo tienen- no les permite.
Todo pueblo sometido a esta realidad experimenta diversos estadios involutivos. Primero se encandila con las promesas de un paraíso en la tierra, luego se desilusiona y reacciona; si las cosas salen bien se libera, pero si no, comienza a adaptarse y finalmente sucumbe a la resignación de una vida perdida.
Los venezolanos hemos mostrado resistencia elocuente, y hasta heroica.
Desde 2002, la ciudadanía ha venido reiteradamente rechazando al chavismo, demostrando que no estamos dispuestos a vivir como se “vive” en la Cuba de Fidel Castro. Esta resistencia se ha demostrado en todos los escenarios, en las calles y en las urnas electorales. Pero siempre el truco, la estrategia de Castro, se impuso, gracias en cierto modo a la insistencia de la mayoría de la dirigencia política en mantener la lucha en el terreno de unas instituciones írritas; y en el populismo.
Los altos precios del petróleo y el narcotráfico generaron una burbuja de ilusiones de prosperidad material, que adulteró la crudeza del tirano en las percepciones, volviéndole potable ante los ojos del mundo y de muchos integrantes de la sociedad.
Como las cúpulas cruzadas y los arbotantes de las catedrales góticas, el régimen multiplicó sus brazos y equilibró sus fuerzas, sosteniendo un aparato que logró poner presidentes en varios países y crear organismos multilaterales de influencia intercontinental.
Diversas elecciones se celebraron en Venezuela, y en todas se hizo fraude. El régimen volteó los resultados de 2004 y cuando las denuncias de fraude llegaron a su cénit, aflojó la tensión ascendente reconociendo su derrota en 2007, lo que tranquilizó al país y le dio confianza en la posibilidad de derrotarle por la vía electoral.
Esta confianza ciega y triunfalista de gran parte de la dirigencia política, costó la implantación de la reelección indefinida en 2009 -mutilando el significado de lo que es una Democracia-, y erosionó la verdad de la realidad del país en las parlamentarias de 2010 y las presidenciales de 2012 y 2013.
En 2012 existen indicios poderosos de que los resultados de Chávez se le atribuyeron a Capriles y los de éste a Chávez; pero no hubo mayor discusión ante la inminencia de otras elecciones, esta vez la de gobernadores dos meses después.
En 2013 el fraude fue tan descomunal, que en un primer momento los dirigentes políticos decidieron denunciarlo, para muy pronto “olvidarlo” y meterse otra vez en una carrera electoral, ahora para lograr algunas alcaldías a ocho meses del fraude.
Observar a los alcaldes y gobernadores de la oposición cantando el himno nacional, coreando al fantasma de Chávez, frente al usurpador Maduro y en Miraflores; aunado a los fraudes acumulados, fue demasiado ácido para el estómago; y en 2014 la juventud venezolana decidió lanzarse a las calles en búsqueda de una libertad que se hacía evidente no podría lograrse por medios convencionales.
La comunidad internacional tomó nota; la DEA y el Departamento de Estado estadounidense denunciaron a altos jerarcas del régimen como narcotraficantes y se logró un influyente consenso respecto al carácter dictatorial de eso que funge de Gobierno en nuestra nación.
Pero la MUD optó por el diálogo con el dictador y rápidamente neutralizaron los efectos que estaba teniendo el rechazo popular evidente, terminal, a un régimen que perdió la legitimidad de ejercicio desde el año 2002 y formalmente la legitimidad de origen con el descarado robo electoral de 2013.
Ante la terrible realidad de seguir conviviendo con una narco tiranía que mueve los hilos más finos del destino venezolano, la MUD ignoró cualquier ruta constitucional y válida que fuera diferente a la exclusivamente electoral, fijada por esta entidad política como la única opción para resolver la tragedia del país.
Dilema ético
El dilema moral y ético de aceptar una convivencia con el mal, y cogobernar con el mismo, no ha sido nunca materia de discusión en el ámbito político. Sencillamente privó la visión exclusivamente pragmática y ésta de forma reduccionista, solo lo electoral, como ya hemos mencionado.
La MUD insistió en su estrategia, una que ha sido inmune al paso del tiempo, asumiendo que Venezuela puede soportar indefinidamente los efectos letales de la destrucción a que ha sido sometida deliberadamente por el chavismo.
Esta estrategia electoral, es importante recalcar, puso de lado las consideraciones éticas implícitas en la permisividad que se le sigue dando al régimen para que continúe su plan destructivo.  Algunos considerarán que es ridículo siquiera mencionar este aspecto del problema, pero considero que es quizás el más relevante de todos. Un país sometido al envilecimiento de su esencia, pide a gritos que en el ámbito político se rescate las razones superiores por las que se debe hacer política.
Ninguna sociedad puede erigirse pisando los valores que enaltecen al Ser Humano, y si no se plantea la ética como un ingrediente esencial del escenario público, algo muy carcomido está privando en las decisiones que se toman.  Convivir y cogobernar con un régimen aliado al narcotráfico y terrorismo internacional es éticamente inaceptable, y eso no tiene discusión.
Euforia post electoral y sus peligros
Pero al margen del argumento ético, igual debe someterse a la más profunda discusión y debate nacional la conveniencia práctica de tener a lo electoral como un dogma canónico de imposible cuestionamiento.
Parece extemporáneo e inoportuno presentar esta reflexión en un momento de éxtasis generalizado, en plena euforia post electoral, donde la MUD logró lo que ni ella misma jamás imaginó que alcanzaría: la mayoría calificada de la Asamblea Nacional, ni más ni menos.  Se trata de un resultado que en condiciones normales no sorprendería a nadie, pero, en esta pantomima que sufrimos, es en apariencia lo más parecido a un milagro.  No obstante, es ahora cuando más tenemos que reflexionar sobre este asunto.
 ¿Por qué “en apariencia” y no un milagro a secas? / Helada frialdad
Las emociones han de ponerse de lado. Se requiere en este momento analizar el panorama con la mayor frialdad posible. Cuando durante este 2015 me sentaba con mi equipo de trabajo a considerar escenarios sobre la realidad actual y las inminentes elecciones parlamentarias, siempre afirmé que si yo fuera Fidel Castro aceptaría concederle no la mayoría simple, sino toda la Asamblea Nacional a la MUD.
Públicamente lo sostuve a través de diversos medios, aunque lo que más afirmé fue la probabilidad de que el régimen cedería la mayoría simple y quizás ninguna mayoría, porque abrigaba el deseo que Maduro se equivocara y, desplegando las “luces” que le caracterizan, buscara robarse el proceso completo, “consolidando” así su liderazgo dentro de un ámbito cerrado de aliados que le desprecian; mofándose de la comunidad internacional, asumiendo la actitud de guapetón de barrio, que es tan típica en él, y que vemos manifestando en hechos como la kafkiana prisión de tantos presos políticos que hoy se pudren en la cárcel, y los ridículos ataques a los que somete obsesivamente al presidente de una empresa respetada y admirada por el mundo entero.

Ajedrez infernal
Abrigaba el deseo de que Maduro se equivocara porque si se robaba las elecciones, esta vez su suerte no sería la misma; había suficiente fuerza y convicción en factores clave del país y del planeta, que hubieran usado este nuevo vejamen para ponerle coto final – y constitucional- al régimen, llevar a sus cabecillas a las cortes internacionales de justicia y organizar a la nación en tiempo perentorio para unas elecciones presidenciales que le dieran la bienvenida a una democracia real, liberada del cáncer chavista.
Y pensaba entonces, y aún lo hago, que siendo el régimen de Castro un campeón de ajedrez sentado en uno de los frentes de la mesa, ese jugador infernal no dejaría pasar este momento sin hacer una jugada magistral, riesgosa, increíblemente audaz, pero necesaria ante la realidad presente de un país al borde de la explosión social.
Consideremos lo ocurrido en 2007.  El régimen retrocedió ante la presión recibida y aceptó su derrota, aunque para ese momento disimuló la brecha con cifra artificiales que no reflejaban la contundente victoria de las fuerzas que se le oponen; pero reconoció su fracaso y bajó la cabeza.
Apenas había pasado un año, y la misma consulta – inconstitucional por lo demás – esta vez sí le dio la victoria a Chávez, pero como en esta ocasión también se concedía la reelección indefinida a todos los demás cargos de elección popular, entonces no hubo mayor protesta de la dirigencia política del país, que aceptó silente este nuevo fraude electoral y constitucional.
Pero este triunfo de 2007, regresó la confianza perdida en un CNE que para entonces estaba completamente devaluado, siendo percibido como una cueva de tramposos. A partir de entonces, se repitió hasta el cansancio que el régimen sí era derrotable electoralmente y que no había otro camino que ese para confrontarlo.
Los ases bajos las mangas de Fidel Castro
Llegamos a 2015 y tras seis años de fraudes electorales consecutivos, otra vez se logra inculcar en el escenario público la suspicacia hacia el CNE, quedando claro ante el mundo que en Venezuela se irá a las elecciones parlamentarias sin condiciones elementales garantizadas.
Todos estábamos preparados para el fraude que se cometería, era vox populi en cualquier rincón del planeta. Sumándole el hecho de ser este el peor año económico de la historia del país, el régimen tenía que recurrir a acciones excepcionales y riesgosas para coger un respiro, hacer una suerte de huida hacia adelante y ganar tiempo.
Ahogándose como estaba, al régimen le urgía sujetarse a alguna tabla que tuviera una suerte de poderes mágicos de transformación de la realidad y lo salvara del hundimiento:
1) “Borrando” su naturaleza dictatorial al punto de que suene ridículo siquiera sospecharlo;
2) Imprimiéndole alguna imagen de estadista a los jerarcas del régimen, a través de discursos de altura democrática incuestionable;
3) Disipando las dudas y suspicacias respecto al CNE, blindándolo para el futuro;
4) Calmando la presión social;
5) Trasladando la culpa de sus males a las fuerzas opositoras;
6) Consolidando un precedente de reconocimiento de resultados electorales adversos, lo suficientemente poderoso y espectacular como para eliminar cualquier autoridad moral que pudiese esgrimir la oposición en futuras contiendas, cuando se decida volver a activar el aparato fraudulento.
Para que esta “magia” funcionase, no podía quedar dudas sobre su recto proceder en las parlamentarias.
Y más de uno se preguntará el por qué no se limitó a conceder una mayoría simple, un riesgo menos audaz que quizás hubiera sido aceptado por la MUD, a juzgar por algunas declaraciones dadas por sus dirigentes más connotados, que estaban preparados para aceptar esa victoria a medias.
La razón tiene que ver con la presión social y el hecho de que habíamos sembrado en la matriz de opinión nacional e internacional el consenso de que esa mayoría simple representaría un fraude inaceptable.
Y era eliminar ese tufo fraudulento una de las prioridades del régimen, para así dejar a todos paralizados con la sorpresa, generando tal nivel de triunfalismo esperanzador que provocara un descenso abrupto de la angustia colectiva que amenazaba con explotar en cualquier momento.
No es casual en la mitología que el peor espectro de la caja de Pandora se llame “esperanza”.
Obvio que Maduro no quería esta derrota, tampoco los guapetones de barrio que le acompañan, que no tienen prurito en demostrar lo “arrechos” que son, y lo “consolidada” que está su revolución.  Estaban dispuestos a ejecutar su fraude sin ningún pudor.
Pero aquí hay que recordar que estos personajes son peones de un tablero, cuyas fichas las mueve un maestro, que sabe jugar el ajedrez político con el mismo virtuosismo con que Bobby Fisher jugaba el ajedrez convencional.
Concediendo la mayoría calificada, Fidel Castro expuso su reina con la finalidad de salvar al rey. El hecho de que fuera una jugada desesperada – para el ojo despistado una jugada irracional- no significa que no fuera necesaria ante la cruda realidad que enfrentaba.
Pero para hacerlo, seguramente no esperó al último momento, sino que lo planificó con suficiente anticipación para garantizar una disminución considerable del riesgo que correría.
Al igual que yo pensé desde principios de este año que entregar toda la AN a la MUD sería una jugada maestra de los Castro, estoy convencido que también lo pensó el más fiel representante de Lucifer.
Y como este particular ajedrez no es precisamente jugado por un maestro honesto, cualquier trampa es factible, y pueden estar seguros que ese truco se planificó con esmero profesional. Ahora se está corriendo la bola, creando una especie de leyenda urbana, de que el alto mando militar, encabezado por el Ministro de Defensa, decidió acatar la Constitución y en un gesto patriota obligó a Maduro a reconocer su derrota. Hemos visto a personajes de la vida pública agradecer al general Vladimir Padrino López por su actuación.  Pero una revisión elemental, revela los lazos estrechos de este señor con Fidel Castro, a quien reiteradamente, en forma pública y notoria, ha dado muestras elocuentes de fidelidad y sumisión.  Lo que ocurrió fue lo que sospechábamos desde antes del proceso electoral. Llegado el momento de la verdad, Maduro intentó actuar como agente libre e imponer su voluntad; pero allí estaba su amo Fidel Castro preparado para frenarlo y exigirle la subordinación debida; y ese amo actuó a través de un alto mando militar que le es completamente fiel.

Enseñanzas de la Grecia antigua
Cuenta Homero en la Ilíada y también Virgilio en la Eneida, que ya prácticamente derrotados los griegos por los troyanos, Odiseo le encargó al mejor de los carpinteros, Epeo el feocio, la construcción de un caballo de madera, colosal, hermoso, que luciera como una ofrenda de los dioses a los troyanos, para que se sintieran seguros de su victoria y fueran cegados por el triunfalismo.
Los troyanos bajaron la guardia y dejaron pasar al caballo, que colocaron en el centro de su ciudad como trofeo. Llegada la noche, descendieron de los compartimentos secretos los héroes griegos, que abrieron las puertas de la ciudad amurallada, para que entrara su ejército y destruyera a Troya. Así los troyanos fueron derrotados y los griegos se impusieron, logrando la hegemonía absoluta sobre su enemigo.
Este mito, cantado por los poetas para las generaciones de todos los tiempos, concentra enseñanzas que fueron materializadas con éxito en la realidad por genios consejeros de reyes y príncipes, como Sun Tzu y Nicolás Maquiavelo.
En el contexto que vivimos, es vital recordar esta mitología y asumir como un hecho que Fidel Castro usará ese caballo como una pieza esencial de su diabólico talento ajedrecista.  Conceder su régimen la mayoría calificada de la AN a las fuerzas que se le oponen, sin más ni más (y con una reacción tan pacífica del universo chavista), es prácticamente imposible de ser pensado por cualquiera que conozca el proceder de aquellos que se perpetúan en el poder, de cualquier período histórico que se considere.  Es sencillamente too good to be truth.
Me resulta difícil de creer que lo ocurrido el seis de diciembre no sea el plan B de Fidel Castro, al fin y al cabo, es una jugada perfecta. Castro mete en la MUD a varios agentes infiltrados (unos pocos le bastan), usándola de Caballo de Troya. Llega el seis de diciembre, y le quita el velo a la realidad, dejándole descubierta en todo su esplendor, sin trucos que la empañen; es una droga, la heroína inyectada en las venas del país.
Al desactivar su casa de los trucos, Fidel Castro permite que hable la verdad y la oposición conquiste totalmente la AN.
Los majunches en el poder
Valiéndose de las expectativas que la misma MUD le sembró a la población durante la campaña electoral, Castro sabe que ahora será la MUD el centro de atención de un pueblo desesperado y ansioso de soluciones mágicas a sus crueles problemas cotidianos.
Como la misma MUD promovió estas elecciones como un plebiscito, se le crea la ilusión al pueblo de que ha surgido un nuevo gobierno, un mandato de la oposición, “los majunches” sí volvieron, “regresó la cuarta República” al poder.
Ahora toca la realidad.  Los resultados electorales resucitan y empoderan a políticos devaluados, que el régimen tiene como necesarios para generalizar y perpetuar el discurso socialista y electoral en el espectro público. Se aniquila cualquier posibilidad en el corto plazo que surja una oposición que desee confrontarlo en un terreno diferente al que tradicionalmente el régimen ha controlado como si se tratase de su marioneta de circo. La izquierda conquista los espacios hegemónicamente.
Comienzan en enero 2016 las sesiones parlamentarias y sutilmente bajan del Caballo de Troya los agentes castristas infiltrados en la MUD. Las discusiones en la AN se complican. Los proyectos de leyes esperados, los diputados honestos de la MUD los ponen a debatir, pero de repente son saboteados con antagonismos ideológicos o meras inasistencias a las sesiones por parte de esos pocos diputados de la MUD (los infiltrados) que se “enferman” o “están considerando mejoras en las redacciones y contenidos de esos proyectos de ley”.
El régimen sigue destruyendo al país, pero esta vez sus incumplimientos con el pueblo son achacados al saboteo que le tienen orquestado desde la AN.  Ahora las casitas para el pueblo no se entregan por culpa de la MUD; las pensiones de los viejitos se retrasan por culpa de la MUD; tampoco aparecen los pollos y las medicinas por culpa de la MUD; la situación económica empeora por culpa de la MUD; los robos y secuestros no se controlan por culpa de la MUD; las colas para comprar cualquier cosa inexistente son culpa de la MUD; y así ad infinitumVieron ustedes, volvieron los de la cuarta y allí los tienen, no sirven para nada, solo para buscar implantar un modelo neoliberal que destruye las reivindicaciones que el chavismo le permitió al pueblo, están matando el legado de Chávez
Pasan los meses, la rabia del pueblo aumenta, sus expectativas, sembradas por la MUD durante esta campaña electoral, no se cumplen, ninguna, o casi ninguna.
Y no solo el saboteo de los infiltrados en la AN constituye la carta bajo la manga de Fidel Castro; también tiene bajo la otra manga el hecho de que el resto de los poderes públicos están secuestrados por su régimen y para que las leyes se promulguen y ejecuten, requieren de una intervención de los mismos que le será negada, y que la MUD, fiel a su “conducta institucional y apegada la constitución”, deberá acatar, so pena de ser tildada de “golpista” por el propio régimen al que han insistido en legitimar con el trillado argumento de la institucionalidad democrática que siempre respetarán. (Cambiar a los integrantes de esos poderes públicos, gracias a la mayoría calificada, resultará en la práctica mucho más complejo de lo que parecía durante la campaña electoral y durante la fiesta triunfalista que hoy está en su apogeo).
Y  ese “incumplimiento” de la MUD será el combustible para que el régimen ponga en marcha otra vez su aparato fraudulento, monte el teatro para su acto final, la consolidación de su proceso revolucionario a través de referéndum revocatorio tardío (que los infiltrados dentro de la MUD, en la AN, buscarán evitar o postergar al máximo) y/o elecciones presidenciales, que por supuesto “ganará” la ficha que decida el dueño del circo, que ante las denuncias de fraude que surgiesen, le bastará decir: lo que vale para el pavo, vale para la pava… vieron, cuando ganan los majunches, los revolucionarios lo reconocen, pero cuando pierden, entonces cantan fraude
El teatro se erigirá sobre falacias creíbles y creo que la más efectiva será el uso del argumento -hoy tan usado por casi todos los opinadores de oficio y políticos, incluyendo a connotados dirigentes de la MUD- de que el pueblo chavista votó por la oposición en estas parlamentarias para castigar al gobierno y hacerlo recapacitar, no porque le gustara esa oposición.
Para darle credibilidad al fraude que cometerá en el futuro y explicar cómo se pudo voltear a su favor un universo tan vasto de electores que hoy le repudió, al régimen le bastará afirmar: el pueblo chavista recapacitó al ver a los “majunches” gobernar desde la AN; regresó el amor hacia la revolución y el odio a los zombis de la “cuarta”, que ahora sí es verdad que no volverán más nunca a gobernar este país.



Conclusión
Para evitar que este escenario dantesco se materialice, la única salida que veo consiste en aprovechar al máximo la jugada desesperada que tuvo que hacer Fidel Castro para extenderle la vida (y quizás salvar) al régimen que estaba a punto de colapsar antes de las elecciones parlamentarias del seis de diciembre.
Y este aprovechamiento no puede delegársele todo a la MUD, eso sería mortal. El país entero debe activarse para exigir que la MUD ponga en marcha cuanto antes el referéndum revocatorio del mandato que hoy usurpa el ciudadano colombiano Nicolás Maduro Moros.  No puede esperarse ni un minuto una vez instalada la nueva Asamblea Nacional.
La prioridad número uno, junto con la liberación de todos los presos políticos, tiene que ser la revocatoria de Maduro a más tardar para el mes de abril y la convocatoria a unas elecciones presidenciales abiertas, donde participen todos aquellos que lo deseen, incluyendo a los liberados presos políticos (si para ese momento ya han sido liberados).
Cada mes que pase, es mes que aprovechará el régimen para hacer creíble la falacia de voltear al pueblo chavista y hacerlo recapacitar.
A partir de la farsa electoral de 2006, nunca creí en las elecciones como vía para derrotar a un régimen tan nefasto; son diecisiete años donde se han dejado pasar muchas oportunidades de oro para defenestrarlo. Pero por efecto paradójico de la misma destrucción a la que hemos sido sometidos, las circunstancias actuales han cambiado, haciendo que un referéndum revocatorio sea conveniente, pero solo en el corto plazo, en el muy pero muy corto plazo.
No puede haber otra agenda en la vida del país y tampoco en la AN, es quizás la única esperanza que nos queda de hacer que la estrategia de Fidel Castro le explote en la cara y nuestra Venezuela gane finalmente la partida de ajedrez, abriéndole la ventana a la libertad; renaciendo mucho más fuerte y sabia, lista para coger vuelo y alcanzar sus infinitas posibilidades de grandeza.
@jcsosazpurua / venezuelafenix@gmail.com

martes, 10 de noviembre de 2015

El espejo roto, Antonio Sánchez García

A José Rafael Herrera
En 2002 escribí Dictadura o democracia, Venezuela en la encrucijada. Tuve la soberbia presunción de que sería leído y tendría un mínimo efecto, por lo menos entre mis amigos políticos, con los cuales compartíamos preocupaciones en la Coordinadora Democrática.
Naturalmente me equivocaba: en Venezuela se lee, si es que se lee, pero no se reflexiona. El pensar no es uno de nuestros juegos preferidos. Uno de los ensayos que lo integraban se llamaba El espejo roto. Partía del supuesto que el golpe de Estado del 4 de febrero de 1992 había roto el espejo en que se veían los venezolanos. Y que, por efecto de las múltiples refracciones despedidas por los trozos esparcidos por los suelos, ya nada se vería como hasta entonces. Y lo que era infinitamente más grave: ya nada sería como antes. Pues creía, y lo sigo creyendo, que el espejo – una metáfora de la conciencia nacional – era parte de la esencia de la venezolanidad. Roto, rota la conciencia, roto el espejo del sustrato nacional, se harían visibles las costras de las viejas heridas y volverían a sangrar las viejas llagas aún no cicatrizadas.
Por esos mismos días reparé en los gravísimos efectos, si no el más grave de todos ellos ante una conciencia fracturada: la pulsión suicida, auto mutiladora a la que induce en los pueblos aventureros, irresponsables, tribales, impulsivos y carentes de esencia decantada, como el nuestro. Lo expresó en un breve e inolvidable ensayo Mario Briceño Iragorry, escrito y publicado en el umbral que, emergiendo de siglo y medio de dictaduras – corría el año de 1950 – anunciaba la alborada de la democracia : el nuestro era un pueblo sin conciencia histórica, la nuestra era muchísimo peor que una crisis de gobierno. La nuestra era – y sigue siendo – una crisis de pueblo.
Desde la publicación de ese primer libro dedicado a Venezuela me ha asombrado la casi absoluta ausencia de reflexión ontológica que aqueja a la práctica intelectual en Venezuela: la interrogante crucial sobre nuestro Ser. La fractura de la conciencia histórica prolifera en escritos de supervivencia. Libros de entrevistas a personajes de la farándula, recuentos históricos que rozan el anecdotario, literatura varia de entretenimiento anclada en alguno de los pedazos del espejo roto. Sin que, en general – y el casi y en general los enuncio en resguardo de errores involuntarios – nuestros académicos se pregunten en sus aulas, los filósofos en sus cátedras, los intelectuales en sus ocupaciones, los escritores en sus escritos: ¿qué es Venezuela? ¿Qué la diferencia de sus vecinos? ¿Cuál ha sido su aporte a la cultura universal? ¿En que específica región de las angustias existenciales de la humanidad se inserta?
Sería injusto desconocer el diagnóstico aportado por algunos de nuestros pensadores y el acento con que han denunciado nuestros males: el militarismo, el caudillismo, el estatismo, el clientelismo, el populismo, el rentismo y la escasa laboriosidad de sus gentes, entre otros. Como sería injusto desconocer el brutal rechazo con que los sectores dominantes en las distintas esferas de la opinión pública reaccionan ante las críticas y reiteran los errores en que vienen incurriendo desde que le abrieran los portones del Poder a la barbarie castrense, auspiciando salidas que no dan a ninguna parte. Una ludopatía electoralista y una disposición a la connivencia que antes que definir los males prefiere rechazar los remedios. Y convivir con la tragedia.
En un artículo reciente recordaba lo que bien podríamos denominar la crisis de la metafísica en Alemania: la dialéctica histórica entre autenticidad e inautenticidad como conflicto ontológico. Si entendemos por metafísica la máxima interrogante del pensar: ¿qué somos? Puesto en el tapete del cuestionamiento el rol jugado por Heidegger en la legitimación del Tercer Reich. Cuestionamiento que en el ámbito de la práctica social y del quehacer intelectual derivaba en la pregunta sobre la dificultad de decir NO. En esencia, sobre el sentido filosófico, profundamente humano y existencial de la protesta. Nada nuevo en la cultura de Occidente, pues se asienta en Parménides y sus dos vías del conocimiento: la que lleva a la verdad, al SER, a la autenticidad, y la que lleva a la no verdad, al NO SER, a la inautenticidad.
Navegamos a la deriva. En la liviana creencia de que el problema existencial que nos afecta se resuelve con el sencillo acto de depositar una papeleta de votación. Para elegir más de lo mismo. Propongo escarbar en esas honduras. Pues tras del espejo roto no encontraremos a Alicia en el país de las maravillas, sino el dantesco infierno de nuestras dictaduras.

martes, 3 de noviembre de 2015

Ataques y débiles, Carlos Rodríguez Braun



Leí este titular en La Vanguardia: "Ataque conservador a los más débiles". No correspondía a un editorial ni a un artículo de opinión. En páginas de información, firmaba un artículo Rafael Ramos, corresponsal en Londres, con una colección de topicazos que me recordaron la histeria del pensamiento único con Margaret Thatcher, a quien los políticamente correctos jamás perdonaron que ganara las elecciones con el voto mayoritario de los trabajadores, que supuestamente debían ser sus enemigos porque ella supuestamente los hostigaba con sus políticas liberales.
Desde el principio se manifiesta una aversión a los conservadores. De hecho, desde el título: rara vez habrá visto usted un titular en la línea de "ataque progresista a los más débiles", ¿verdad que no? Pero la derecha sí, los conservadores sí que odian a los débiles. Ramos los acusa de "cálculo electoral", algo que, como es obvio, sólo acometen los de derechas…
Se trataba de una idea de Cameron, que, como suele suceder con los conservadores, en ningún caso proponía grandes reducciones de la coacción estatal, pero sí planteaba el copago o la disminución de algunos capítulos del gasto público, como las subvenciones a la vivienda o las ayudas a los parados. A eso llamó el periodista "una redistribución del pastel para que los ricos se atiborren y los pobres pasen hambre". En serio. "Recortar –ya se sabe– a lo bestia y sin contemplaciones". En serio. Aseguró el periodista que los conservadores dejarán el Estado de Bienestar en “niveles de hace ochenta años, antes de que Gran Bretaña desafiara al nazismo en la Segunda Guerra Mundial. Ahora el peligro alemán es otro”. En serio.
Los malvados neoliberales no sólo empobrecen al pueblo, sino que además lo hacen gastar tontamente: "La idea es que los jubilados echen mano por adelantado de sus fondos de pensiones estatales y se pulan el dinero si quieren en un Ferrari, un yate… aunque luego se queden a dos velas". Típico del intervencionismo: la gente es boba, con lo cual no puede ser libre. De ahí la maldad de los conservadores, porque quieren ampliar la libertad de comercio: "Cuanto mayor sea la tentación, más gente caerá en ella".
La conclusión es: "La filosofía está clara: minimizar el Estado y su papel como agente igualitario de la redistribución de la riqueza, y paralelamente dar libertad a los ricos y a los afortunados que se ganan bien la vida o tienen una buena pensión para que dispongan del capital a su antojo. Ortodoxia neoliberal llevada hasta sus últimas consecuencias".
Todo este disparate, repito, en páginas de información, no de opinión. Y nos siguen contando el viejo camelo de que los hechos son sagrados y las opiniones libres…

miércoles, 21 de octubre de 2015

Si dejan a Maduro, se les gangrenan las piernas a la tiranía y habrá que amputar. Jesús Petit da Costa


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Jesús Petit da Costa
Durante 40 años (1958-1998) el sostén de la democracia representativa fue el bipartidismo (AD y Copei), con alternancia en la presidencia. Durante 16 años (1999-2015) el sostén de la tiranía comunista, servil a Cuba, ha sido el bipartidismo (MVR- Psuv y CD-MUD), sin alternancia en la presidencia: gobierno de los títeres y comparsa de los colaboracionistas. Precisamente la diferencia fundamental entre democracia y tiranía es la alternancia en la presidencia.
El bipartidismo AD- Copei estaba agotado en 1998 cuando se produjo su derrumbe por la conjunción de la gravísima crisis económico-social-moral y el desprestigio de los partidos. En 2015 bipartidismo Psuv-MUD está agotado por la conjunción de la pavorosa crisis económico-social-moral y el desprestigio de los partidos, por lo cual la tiranía comunista, servil a Cuba, está en vísperas del derrumbe.
En 1998 surgió un líder antisistema, que captó a los millones de descontentos con el bipartidismo transformándolos en resentidos sociales. Los partidos del sistema (AD-Copei) intentaron evitar su ascenso al poder con toda clase de maniobras: elecciones parlamentarias que precedieran a la presidencial, por si acaso el cambio de gobierno, y candidato presidencial único escogido fuera de sus filas. Fue inútil, porque en tiempo de crisis terminal no hay modo de salvar a un sistema político-económico.
En 2015 no ha surgido todavía el líder antisistema, pero previendo que aparecerá por ley inexorable de la política (ningún vacío de liderazgo perdura, alguien lo llena), los partidos del sistema (Psuv-MUD) maniobran conjuntamente para evitar que el tinglado se les venga abajo. Pero tienen una fecha fatal por delante, que puede precipitar el derrumbe. Es el 6D en el cual se presentarán estos escenarios:
1.- Gana el Psuv
Nadie podrá convencer a la inmensa mayoría de que no hubo un mega-fraude, en mayor escala que todos los anteriores. Sería el “papá” de los fraudes. Si todas las encuestas dicen que MUD + disidentes ganarán con no menos del 25% de ventaja, es imposible que gane el Psuv. Proclamar la victoria del Psuv sería una provocación inaceptable que tendría su respuesta en la calle. La indignación se dirigirá también contra la MUD si acepta el fraude, con pretextos inadmisibles: tenemos cinco diputados más que antes, ahora vamos al revocatorio y después a la presidencial. Cuando un sistema político-económico está agotado no valen excusas para el continuismo. Sólo cabe la ruptura.
2.- Gana la MUD
Es la maniobra que se intenta para encubrir el continuismo: la MUD en la Asamblea con mayoría absoluta (mitad más uno) y Maduro en la presidencia. Los que la promueven la consideran ideal, porque además eliminaría a Cabello, el Eustoquio Gómez de esta época. Olvidan que cuando un sistema está en crisis terminal no valen sucedáneos a la presidencia. Mientras no se cambie el presidente, no ha cambiado nada, porque la clave del cambio está en la presidencia. El presidente personifica el sistema. Los que van a votar no lo harán por los candidatos a diputados, cuyos nombres tal vez no conocen. Ellos van a votar contra Maduro, para que se vaya. Y nadie los va a convencer de que habiendo ganado siga Maduro. A ellos les han prometido el cambio, que únicamente lo habrá si Maduro se va. Y no aceptarán engaño, porque el engaño lo cobrará entonces un líder emergente que hará efectiva la victoria con el pueblo en la calle exigiendo la salida de Maduro.
Estamos ante una crisis terminal de la tiranía comunista, servil a Cuba, cuyo desenlace se ha postergado hasta el 6D pero no más allá. Hasta esta fecha vale el cuento de la salida electoral. Y hasta esta fecha dura el continuismo, yéndose juntos los partidos del sistema (como en 1998) si siguen abrazados por el pacto infame que han celebrado para que Maduro se quede hasta 2019.
3.- Suspender las parlamentarias
Ojalá lo hagan, porque entonces, perdida la ilusión de cambio creada con motivo de las elecciones, la tiranía comunista, servil a Cuba, quedaría sin base de sustentación. Con cualquier empujón caería. No habría motivo para esperar.
Conclusión: si no se va Maduro, se gangrenan las piernas que sostienen a la tiranía (el bipartidismo Psuv-MUD) y entonces habrá que amputar.

Gustavo Coronel: La herencia que nos dejó Hugo Chávez


Opinión

Chávez dejó dos herencias: una a su familia, la cual es desconocida en su cuantía y la que nos dejó al resto de los venezolanos, esa sí bien conocida.

Las cifras no mienten. El Producto Interno Bruto Per Cápita de Venezuela ha caído a una tercera parte de su valor en apenas tres años. Ha pasado de $11.450 en 2012 a $4.417 en 2015. Hoy el Producto Interno Bruto Per Cápita de Venezuela es apenas la mitad del de Chile o de Colombia, menor al del Perú, mientras que Ecuador ya casi nos alcanza.

Esta es una debacle, amigos. Esta es una tragedia que parece no haber sido comprendida por los venezolanos. Ciertamente no parece comprenderla la oposición silenciosa. La protesta no debería venir de venezolanos aislados sino de una oposición organizada. Eso no se está haciendo.

He dicho repetidamente que la mayor bandera que esgrimió el difunto fue la de pretender haber sacado a los venezolanos de la pobreza. Esa es una gran mentira que debe ser denunciada a los cuatro vientos, en páginas enteras de nuestros diarios y en todos los diarios del mundo.

Y esta debacle que hoy nos tiene casi en el foso latinoamericano ha ocurrido durante los 15 años del mayor ingreso que Venezuela jamás ha tenido. Ese dinero está hoy, en gran parte, en los bolsillos de los miembros de la pandilla chavista. Mucho de esto está ampliamente documentado.

Esta tragedia no puede quedar impune. La plana mayor del régimen, esos 500-600 malandros quienes han contribuido al desastre, deben ser enjuiciados.

Yo le pido a la MUD que lleve a cabo esta denuncia con todo vigor. Que explique con palabras sencillas al país la magnitud de la tragedia que ha generado el régimen castro-chavista en materia de pérdida de ingresos reales de los venezolanos. Que se diga claramente que dar dinero a los pobres en forma de subsidios y limosnas no es la solución para la pobreza. Al contrario este mecanismo los hunde más en la pobreza.

Entre 2000 y 2015 hemos asistido al deprimente espectáculo de una Venezuela destruida por culpa de 500-600 hampones perfectamente identificados. Y nadie hace nada para llevarlos a juicio. Al contrario, los magistrados del mal llamado Tribunal Supremo de Justicia serán jubilados anticipadamente con grandes sumas de dinero que les servirán para silenciar sus pequeñas conciencias. No aguantaron un cañonazo de $15.000 mensuales.

Mientras tanto, algunas de las autoridades del CNE compran casas en el Country Club.

La prensa boliviana acusa a los chavistas de estar comprando diarios, bancos y empresas con el dinero robado en Venezuela. Los boliburgueses están literalmente comprando a Bolivia.

Las bodas de los contratistas del chavismo dan que hablar por su fastuosidad en la prensa mundial. Les canta Oscar De León. Dan propinas de $10.000 en los hoteles de Europa. Las arcas de los paraísos fiscales revientan de dinero mal habido de los pandilleros del chavismo.

Y en medio de esta orgía de podredumbre, los militares, quienes pudieran haber limpiado de excrementos los establos, decidieron convertirse en protectores de los zares de la droga. Narco-generales y gobernadores se disputan el liderato regional del narcotráfico. La instancia constitucional del ejército como defensor de la ley se ha cerrado porque quienes estaban encargados de mantener limpia la nación son quienes la ensucian.

Si uno oye hablar o lee las declaraciones del llamado Defensor del Pueblo, Tarek Saab, se dará cuenta de que no es posible esperar que gente como esa actúe en beneficio del pueblo. Todas sus actuaciones son para proteger a sus compinches del régimen.

¿Y qué decir de la Asamblea Nacional? Ha estado en manos de gente como Cilia Flores y su familia; de Fernando Soto Rojas y su cándida ignorancia y, luego, de un troglodita llamado Diosdado Cabello, a quien hoy se le viene encima la justicia internacional.

¿Y Pdvsa? Nunca se había conocido una debacle de empresa petrolera alguna como la que ha ocurrido en esa empresa. La hemos documentado hasta la saciedad. Hoy Pdvsa es irrecuperable, está endeudada hasta la raíz y sigue llevando a cabo tareas que no tienen nada que ver con su misión empresarial.

¿Y la CVG? Esa empresa está por los suelos, prostituida hasta el tuétano. Disputada a dentelladas por sindicalistas y pandilleros del chavismo. Una vergüenza para Venezuela.

¿Y quien funge de presidente? Desatado en su odio en contra de los venezolanos que aman la democracia, ayer dijo que Lorenzo Mendoza tiene que ser procesado por hablar por teléfono sobre posibles alternativas para ayudar la economía venezolana, destruida por la pandilla de Maduro.

No importa por donde la miremos, la Venezuela del chavismo es un país corrompido, cuya redención solo será posible si llevamos a cabo una profunda limpieza, que no quede basura debajo de la alfombra.

Si hay negociación, si hay transacciones con esta podredumbre, nada cambiará. Todo lo que los hampones del chavismo tendrían que hacer sería lavar sus dineros mal habidos y regresar al poder, una vez que sus desmanes hayan sido olvidados. Venezuela olvida con suma rapidez.

Por esto es que es preciso rechazar todo intento de oportunistas políticos de conciliar y negociar. Entre los venezolanos decentes y la pandilla chavista no hay nada que negociar. Cualquier intento de negociación entre gente decente y hampones terminaría en una entrega. Resulta imposible comprender como todavía, a estas alturas de la ignominia, se pretenda establecer un diálogo con los hampones.

El final de este capítulo bochornoso de nuestra historia no puede ser una negociación con los delincuentes. Debe ser la derrota de los delincuentes. Los nazis se querían rendir ante los estadounidenses para continuar como parte del gobierno en Alemania. Eisenhower exigió una rendición incondicional. Si no lo hubiera hecho, los nazis hubieran conservado importantes cuotas de poder. Y quizás hubiese surgido un nuevo Hitler.

He recibido una lista de crímenes y estupideces del chavismo por Internet, de autor desconocido. La he revisado ligeramente y la transcribo para información de quienes aún piensan que el difunto nos dejó algo bueno:

Cambiarle el nombre a Venezuela. Cambiar la hora. Devaluar la moneda. Poner una octava estrella en la bandera ya correr al caballo del escudo hacia atrás. Expropiar haciendas. Expropiar las cementeras. Gastar miles de millones en las misiones, sin atacar las raíces estructurales de la pobreza. Botar miles de técnicos de Pdvsa. Expropiar las empresas petroleras con experiencia de la faja del Orinoco para reemplazarlas por empresas chinas.

Viajar por todo el mundo regalando dinero a manos llenas. Tratarse con médicos en Cuba, solo para morir allá. Robarse los reales del pueblo con la compra de los bonos argentinos, las notas estructuradas y la importación de comida podrida. Comprar un avión de $70 millones, otro de $50 millones y viajar en Cubana de Aviación. Ver miles de niños en la calle sin cambiarse el nombre. Prometer que nos bañaríamos en el Guaire y nos quitaríamos los inversionistas a sombrerazos.

Darle la dirección de los puertos a los cubanos. Matar a Danilo Anderson. Repartir maletines llenos de dólares en Argentina y Bolivia. Mejorarle la refinería de Cienfuegos a Fidel mientras la de Amuay explotaba por falta de mantenimiento. Reírse de la muerte de Franklin Brito. Anunciar refinerías en Venezuela y en el mundo que no se han construido. Prometer 5 plantas petroquímicas que nunca se construyeron. Tapar el guiso de la gabarra Aban Pearl denunciado por Gustavo Coronel.

Echarle tierra a las explosiones en el arsenal de Maracay. Profanar los restos de Bolívar. Poner tres veces la primera piedra del nuevo Puente sobre el Lago de Maracaibo. Hablar de las rutas de la empanada y los gallineros verticales. Del gran Parque de La Carlota. Del sistema de trueques inventado por el difunto. De la red de ferrocarriles que se quedó en el aparato. Del eje Orinoco-Apure de Giordani. De los centrales azucareros no construidos. De la base aeroespacial de Guasdualito. De la fábrica de cohetes espaciales. De los autos iraníes. De los fundos zamoranos que no producen. De las nuevas universidades que no son sino escuelas técnicas re-encauchadas. De los Bancos del Estado quebrados. De la Universidad que iba a funcionar en Miraflores. De las casas pagadas a los iraníes y a los bielorrusos que no existen. Del certificado de defunción del difunto sátrapa y del certificado de nacimiento del que anda por allí. Del gasoducto transamazónico. De los satélites chinos. Del asesinato de la embajadora Fonseca en Kenia. Del contrabando de drogas en el avión de Air France. Del desastre de Sidor y de las plantas de aluminio de Guayana, en manos de pandilleros chavistas. De los $600 millones depositados en el Líbano.

¿Dónde está el supertanquero Carabobo? ¿Qué pasó con el Informe Final sobre Amuay? Vendieron aviones por ser onerosos pero compraron 40 nuevos para uso de Zelaya, amigos y familiares de los boliburgueses. Eliminaron ministerios pero ahora hay más de 30. Hablar de la eficiencia operativa de una Pdvsa donde hay cinco veces más empleados que en 1998 y produce solo la mitad de lo que debería producir. De los dólares que el banco español le dio a Chávez para su campaña.

¿Cuánto producirá la fábrica de pañales Guayuco? ¿Donde andará Tobías Nóbrega? ¿Quién nacionalizó a Rodrigo Granda, canciller de las Farc? ¿Y los sobreprecios en los estadios para la Copa América? ¿Y los contratos dados a Derwick Associates? ¿Y a Ruperti? ¿Dónde estarán los globos comprados por Juan Barreto?¿Habrá regresado al Spa pagado por Smartmatic Jorge Rodríguez? ¿Y el tercer puente sobre el Orinoco? ¿Cómo anda Dianca? ¿Y quién está preso por el caso de los soldados quemados en Fuerte Mara? ¿Cuándo publicará María Gabriela su declaración jurada de bienes? ¿Y dónde andará Luis Velásquez Alvaray? ¿Y Acosta Carles seguirá eructando? ¿Cuándo rendirá cuentas Rafael Ramírez?

¿Serán los hermanos Parada los únicos contrabandistas de gasolina de Pdvsa? ¿Nos explicará algún día Pedro Carreño lo del contrato con los cubanos por el material de identificación que sub-contrataron los mexicanos a mitad de precio? ¿Le seguirán dando dinero a Pastor Maldonado? ¿Se investigan los carteles de droga en la Fuerza Armada? ¿Y qué pasó con los taladros fantasma alquilados a una empresa de maletín?

¿Y los dineros invertidos en Uruguay en empresas quebradas? ¿Y el dineral que manejan en Argentina? ¿Y los contratos con las empresas brasileñas recomendadas por Lula? ¿Y el guiso de Free Petroleum con Jack Kemp?

La corrupción de Albanisa en Nicaragua. Las latas de aceite con la cara de Chávez en las elecciones presidenciales de El Salvador hace algunos años. El llamado a los militares paraguayos para que dieran un golpe de estado. Los aportes y protección dados a la Farc, al ETA y al Hezbollah. La compra de chatarra militar Rusa.

Este es una pequeña parte del material que deberá manejar el Núremberg criollo.