miércoles, 19 de junio de 2013

URGENCIA DE UN LIDERAZGO QUE HAGA OPOSICIÓN DE CALLE - Jesús Petit Da Costa


martes, 18 de junio de 2013

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Hay un divorcio evidente entre la “partidocracia”, ocupada en las municipales, y la sociedad civil que sufre las inclemencias de una crisis económica y social sin antecedentes. Urge un nuevo liderazgo.
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En su libro “Cómo ganar o perder la elección presidencial de 2.012”, publicado oportunamente, el brillante sociólogo José Antonio Gil Yépez advertía sobre la debilidad orgánica de la alianza electoral representada por la MUD, a la cual atribuía las sucesivas derrotas.  Compartí entonces su opinión, la que tiene ahora mayor vigencia que antes, por lo cual creo conveniente insistir en ella.
La primera debilidad de la MUD está en ser y comportarse como una “partidocracia”. Es una alianza de partidos, únicamente de partidos. La sociedad civil no tiene acceso. Está excluida. No hay en su seno líderes sociales, ni sindicales, ni gremiales. Sólo dirigentes de partidos. Esto significa que es un club de políticos profesionales. De aquéllos que viven de la política, para la política y por la política. Esto trae una primera consecuencia negativa: el aislamiento de la sociedad. El político profesional vive en su mundo, distinto a los que tienen otra profesión o actividad. Agréguese la segunda consecuencia negativa: la burocratización. Eliminada la financiación de los partidos por el Estado, proporcional a su votación, no hay posibilidad de que el político profesional sea sostenido por el partido, por  lo cual necesita de un empleo público. Sin empleo público no hay carrera política en Venezuela. El régimen manipula esta debilidad de la dirigencia opositora inventando una elección cada año y así la convierte en electorera compulsiva, con la fijación en  los cargos con presupuesto (alcaldías y gobernaciones), porque son los que permiten sostener a su clientela electoral, en primer lugar los activistas del partido. De allí se deriva la anomalía de que la oposición esté dominada y copada totalmente por empleados públicos (alcaldes y gobernadores), lo que ha sido su perdición ya que la distancia de la lucha de calle. De la burocratización se origina la tercera consecuencia negativa: los partidos de oposición no practican la democracia interna. Son partidos entubados, sin alternancia en la directiva. Una vez pregunté a un político el porqué seguían sin discusión lo que decidía el burócrata, su respuesta fue explícita: porque él pone los reales.
La otra debilidad fundamental de la “partidocracia”, representada en la MUD, consiste en que no se involucra a fondo en la lucha social. No hace suyos los problemas de la gente. No organiza las protestas, ni encauza y dirige las que surgen espontáneamente, ni les da prioridad en la agenda. Podemos verlo con claridad en el momento presente. Cuando los universitarios libran una lucha agónica por las universidades, qué hace la MUD? Concentra su atención en las municipales de diciembre. Los viejos partidos se hubieran puesto a la cabeza de los universitarios. Cuando el pueblo siente el agobio de la inflación, de la devaluación y la escasez, qué hace la MUD? Tiene su atención puesta en las municipales. Los viejos partidos habrían organizado a la gente para la protesta masiva y permanente. Viviría el país un estado de agitación general. Cuando la inseguridad es insoportable, qué hace la MUD? Está en campaña para las municipales. Nada de organizar protestas. Nada de conectar con la gente en su angustia y convertirla en una fuerza activa para el cambio. En fin, cuando todos somos víctimas de la explotación de Cuba, qué hace la MUD? Ocupada en las municipales. No organiza y mucho menos dirige la protesta de los profesionales y técnicos universitarios sustituidos por cubanos, de los trabajadores empobrecidos porque Cuba se lleva los reales. Todo esto explica porqué en un país con la más grave crisis económica y social de su historia no haya una rebelión de las masas. Mientras los turcos, que viven bien, tienen en jaque al gobierno, aquí, donde la estamos pasando muy mal, no pasa nada. Es la mejor demostración de que por este camino seguirán las derrotas.
Hay, sin duda, un divorcio entre la “partidocracia”, representada por la MUD, y la sociedad civil. Aquélla bloquea a ésta. No le da entrada. Ante el bloqueo de la sociedad civil por la “partidocracia”, tendrá que suceder lo inevitable: la emergencia de un liderazgo social surgido al calor de la inaplazable oposición de calle. Y así romper con el círculo vicioso del electoralismo. 

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