Nuestra torpe dirigencia opositora
Roberto Rodríguez AbreuJueves, 6 de diciembre de 2012
Foto: Google
El gran poeta y humanista Rabindranath Tagore hizo esta observación:
Ser oprimido por la tiranía es tolerable comparado con estar engañado y adorar un falso ídolo.
Ha habido tiempos en que la historia ha hecho trucos y a través de una combinación de accidentes ha magnificado los rasgos de gente esencialmente pequeña para mostrar una parodia de grandeza. Esta distorsión de la verdad sucede no porque esos personajes tengan algún poder extraordinario sino porque representan una extraordinaria debilidad de aquellos a quienes lideran.
Esto se puede aplicar apropiadamente a los delincuentes que han secuestrado el Estado venezolano; sobre todo es pertinente referido al Supremo Capo.
Pero también, aunque sea en grado menor, apunta a los dirigentes de la MUD, a nivel nacional y regional. Y por supuesto, pone el dedo en la llaga del envilecimiento al que hemos llegado como sociedad.
La reacción de la gente ante los resultados del 7-O es percibida por la MUD como una nueva posibilidad de abstención, y con temor recuerdan aquella del 2005, estruendosa abstención de protesta contra las condiciones electorales. La dirigencia política no solamente no aprovechó este gran rechazo popular, sino que por despecho se dedicó a denigrarlo. Fue una buena oportunidad para presionar para que Venezuela volviera a las condiciones del 1998 y anteriores, las mismas que le permitieron a Hugo Chávez ganar la presidencia. ¿No pudo entonces organizarse un referéndum al respecto? ¿Alguna otra forma de presión para cambiar unas condiciones electorales que hacen imposible que el Amo del Estado pierda las elecciones?
La dirigencia de la oposición no parece comprender la gravedad de la situación del país. Su actitud ante la derrota de octubre estaba bastante divorciada del genuino dolor de la gente. Fue alarmante escuchar a Capriles decir que aunque había perdido las elecciones había “ganado millones de amigos”. Al parecer, la MUD y el ex candidato confunden la política con las relaciones públicas. No se trataba de “yo quiero tener un millón de amigos y así más fuerte poder cantar”. Se trataba de sacar del poder a quien lidera lo que más que un gobierno, es un ejército de ocupación decidido a destruir Venezuela. (Me pregunto: Si Capriles pierde las elecciones a la gobernación de Miranda, ¿dirá lo mismo?).
Se admitió una derrota… y se nos dijo que la oposición es minoría… ¿cómo sabe la MUD que somos minoría, si la única forma de saberlo en una sociedad contemporánea es través de elecciones libres y limpias? La MUD al parecer considera que estamos en una democracia. El chavismo en el poder representaría solamente un mal gobierno más.
Es importante ponerse de acuerdo sobre ciertas cosas. ¿Estamos en democracia o dictadura? ¿Es esto un “simple” militarismo o es el peor de los regímenes, el comunista? ¿Merece Chávez el trato respetuoso, debido a un jefe de estado, o hay que despreciarlo por usurpador, delincuente y patán energúmeno?
La MUD, además, parece haberle dado una mala lectura a las elecciones presidenciales. Se pretende que la decepción de la gente fue porque Capriles no fue elegido Presidente. Existe la creencia de que el voto de la oposición fue por Capriles y que en las primarias se escogió no solo un candidato sino al líder de la oposición. Nuestra percepción, como la de otros muchos, es que la enorme decepción que sufrió (y sufre) la mayoría del electorado tiene su origen en el hecho de que Chávez fue reelecto. La oposición votó contra Chávez; la oposición escogió a un candidato solamente, no a su líder. La oposición votó por un retorno a la democracia, no por una persona.
Una de las más lamentables actitudes de la dirigencia es su demagogia, la cual proclama que al “pueblo” no hay que decirle la verdad y no se le puede tocar ni con el pétalo de una rosa.
El pueblo que votó por Hugo Chávez necesariamente tiene que estar envilecido. Sus pares de la oposición no se dejaron amedrentar ni se vendieron por una licuadora o por la promesa de una vivienda. Promesas hechas por un gobierno notoriamente mentiroso. Si una parte de la población no ha podido en estos 14 años darse cuenta de que el comandante es un degenerado, de que su régimen está destruyendo a Venezuela, de que no hay Estado de Derecho, entonces la labor de degradación llevada a cabo por el chavismo ha sido realizada con todo éxito.
El pueblo se equivoca; generalmente lo hace. Lo hizo a nivel nacional al escoger a un candidato porque “es bello.” Lo hizo en Mérida al escoger a quien había sido, en el mejor de los casos, un rector de pocas luces, y como alcalde, un desprestigio para la oposición. Mejor no mencionar las sospechas de corrupción, que de todas formas una dirigencia responsable debería investigar. Su gestión con la recolección de la basura ha sido de una pasividad calamitosa, que ha resultado en un atentado contra la salud de los habitantes del municipio Libertador.
¿Puede hacerse algo todavía? Si no tuviéramos la dirigencia que nuestras debilidades han encumbrado, quizás.
robrodrez@yahoo.com
http://www.analitica.com/va/politica/opinion/4269595.asp
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