Opinión
Román José Sandia
ND
Derrotar al usurpador
Venezuela desde hace 14 años (quizás un poco más) ha como suspendido el sentido común que, según cuentan, debería ser el más común de los sentidos. Pero parece que en nuestro golpeado pero hermoso país este sentido es escaso o, por lo menos, está fuera del poder desde hace esos 14 años.
Desde febrero de 1999 se enseñoreó la ignorancia, el atropello al adversario, el abuso de los recursos del Estado para favorecer a una parcialidad política, el lenguaje obsceno e insultante, la discriminación laboral, la persecución por razones de pensamiento, la preponderancia de los militares y el saqueo de los dólares que produce nuestro petróleo y de los bolívares que pagamos en impuestos cada día y por todo lo que compramos. Nadie en su sano juicio puede negar esto. Sólo alguien con el sentido común abatido, suspendido o –interesadamente- puesto de lado.
De allí, que hemos tenido que soportar en los estertores de este régimen malandro, secuestrador de Venezuela, el gobierno de un usurpador que calificó para ejercer el poder gracias a su buen comportamiento con el difunto jefe y con los jefes cubanos de éste. La Constitución -que fue votada en diciembre de 1999 en medio de una campaña abusiva y bajo un esquema legal antidemocrático- no le daba a Maduro ninguna capacidad para ejercer el poder. Sin embargo, los poderes públicos avalaron tal despropósito. Encumbraron a quien representa mejor los intereses de los dictadores Raúl y Fidel Castro.
Pero no sólo Nicolás Maduro es un procónsul de la Cuba comunista, sino que ha sido un pésimo administrador del Estado. Desde el 9 de diciembre es el responsable de que todo lo que estaba mal ahora esté peor. Comenzando por la inseguridad ciudadana que ha cobrado más de cinco mil víctimas mortales más. Hasta conseguir un tubo de pasta dental es todo un sufrimiento en el país donde no hay dólares para los comerciantes pero sí para los altos funcionarios que compran todas las propiedades que están a la venta.
Desde los tiempos de Julián Castro, Venezuela no tenía un gobernante tan ignorante. Ni título de Bachiller tiene, en un país donde –gracias al régimen- se devaluó el bachillerato hasta convertirlo en una misión donde todo el que se inscribe es premiado con su papelito para continuar en el engaño que no le proporcionará al estudiante conocimientos ni habilidades para practicar un oficio. El gran misterio de la vida del usurpador no es su lugar de nacimiento sino si de verdad alguna vez manejó un Metrobús o no.
El 14 de abril Venezuela tiene una oportunidad de rechazar todo ese entramado que nos ha hecho el hazmerreír del mundo (incluyendo espíritus encarnados en pajaritos) y ser el pagador de la fiesta que se han dado los chulos de la Tierra. A todo visitante que se haya puesto una gorra o una franela rojas el régimen ha premiado generosamente. Es difícil de calcular la mil millonaria suma en dólares que esta gente ha regalado a otros países y a agentes propagandísticos de todos los colores. A cambio de contratos y regalos han cerrado los ojos ante el descalabro de las instituciones democráticas, la masacre diaria de ciudadanos y el robo indisimulado del tesoro nacional.
Este 14 de abril es la oportunidad que tiene Nicolás Maduro para legitimar su usurpación del poder, pero también es la ocasión para dar por finalizado el desgobierno de los “mentira fresca”, como diría el gran Willie Colón.
Capriles representa en este momento el cambio, la democracia y el futuro promisorio. Esa es la opción para los demócratas. Abajo y a la izquierda. La unidad de todos los partidos democráticos venezolanos augura un gobierno tolerante que se ocupará de la gente. No para extorsionarla, amenazarla y obligarla a “apoyar” al poder y a los poderosos. El nuevo gobierno tendrá que promover el diálogo y la crítica y, sobre todo, el respeto a los derechos humanos. Que más nunca haya en Venezuela presos y exilados por pensar y expresar un pensamiento distinto al del poder.
La cita es el domingo 14, temprano, para que los venezolanos recuperemos el sentido común, la sindéresis. A votar por Henrique Capriles. Por la democracia y por una Venezuela libre y de los venezolanos.
rjsandia@hotmail.com
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